Melancolía

A lo largo de la vida de cualquier persona, es muy probable que experimente malos momentos que puedan producirle tristeza. Este sentimiento es algo normal, especialmente cuando ocurre alguna pérdida importante. ¿Pero qué pasa cuando esa tristeza comienza a afectar de manera recurrente cada espacio de su vida? En este punto corre el riesgo de caer en la melancolía, y aunque este término pudiera parecer inofensivo, en realidad puede derivar en graves consecuencias psicológicas.

¿Qué es la melancolía?

La melancolía es considerada una patología del estado de ánimo que potencia las emociones negativas por encima de las positivas. Por lo general, todas las personas pasan por esta situación alguna que otra vez en sus vidas y es un reflejo normal que pone en evidencia los sentimientos más puros del ser humano al momento de vivir una situación triste, y es tan común que puede experimentarse con frecuencia, inclusive a diario, pero siempre es posible aprender a sobrellevarlo.

A pesar de lo habitual que es la melancolía, debe siempre representar una señal de alerta cuando este sentimiento se apodera del individuo por largos periodos y afecta el normal desempeño de la persona en sus actividades rutinarias, así como en sus relaciones afectivas y sociales. En este sentido, todos pueden sentir melancolía si se encuentran, por ejemplo, en una mala situación económica, ya que las preocupaciones por cómo solventar el problema son normales, pero si la persona se deja vencer por la desesperación, podría no recuperarse de la tristeza, aspecto que le impediría continuar su vida con tranquilidad.

Así es como la melancolía se considera como un estado de angustia en el que el individuo no se siente satisfecho con ninguna de las acciones que realiza y desarrolla una apatía hasta con la vida misma, corriendo el riesgo de abandonar las actividades que realizaba habitualmente al no considerarlas de importancia.

Esta patología puede aparecer a cualquier edad, pero es más común a partir de los 25 años, y a medida que pasa el tiempo el riesgo es mayor. Asimismo, las mujeres son más propensas a sufrirla que los hombres, debido a que suelen expresar sus sentimientos con más intensidad.

Causas de la melancolía

Este trastorno del estado de ánimo no se produce por alguna causa determinante, pero básicamente cualquier situación de dificultad por la que se atraviese, es un desencadenante de melancolía.

Por lo general, esa sensación de abatimiento o tristeza es el resultado de una pérdida importante en la vida de la persona, que en primera instancia es considerada una respuesta al dolor que esta situación genera, pero que luego se empeora debido a no poder superar el duelo que produce esa determinada ausencia.

Algunas de las situaciones que actúan como causantes de melancolía son:

  • Muerte de un familiar o ser querido
  • Rupturas de parejas.
  • Largos periodos de separación de seres queridos.
  • Pérdidas económicas y de bienes materiales.
  • Frustraciones laborales o académicas.
  • Experiencias desagradables.
  • Decepciones ideológicas.

Lo usual ante cualquiera de estos eventos es que se manifiesten sentimientos de duelo hasta que se pueda superar dicha pérdida. La melancolía ocurre cuando no es posible aceptar lo sucedido y se hace imposible aceptar la ausencia. Esta situación da inicio a un escenario en el que el individuo interpreta el suceso como un asunto personal, de no aceptación del presente a costa de aferrarse al pasado, afectando gravemente su equilibrio emocional.

Alteraciones producidas por la melancolía

Cuando una persona se siente melancólica, está propensa a sufrir de síntomas muy graves asociados a su estado de ánimo, que inicialmente pudieran no levantar sospechas, pero que con el tiempo se hacen permanentes. Pueden comprender las siguientes alteraciones:

  • Aburrimiento e insatisfacción.
  • Angustia.
  • Baja autoestima.
  • Sentimientos de culpa.
  • Falta de energía.
  • Malestar físico generalizado.
  • Rechazo a aquellos estímulos que solían ser agradables.
  • Disminución del rendimiento intelectual.
  • Inhibición del habla.
  • Llanto involuntario e incontrolable.
  • Problemas alimenticios, como la pérdida de peso.
  • Insomnio.
  • Delirios.
  • Frecuentes estados de inconsciencia.
  • Rechazo a la vida.
  • Pensamientos e impulsos suicidas.

Tipos de melancolía

Debido a las diferentes reacciones a las que se ve sometida una persona melancólica, existen una amplia clasificación de esta enfermedad, que comprenden, en mayor o menor medida, los siguientes tipos:

Melancolía simple:

En este tipo de melancolía, el paciente no suele demostrar ningún signo de culpabilidad o responsabilidad personal ante los motivos que le causan el sentimiento negativo, pero esa misma situación le lleva a manifestar un fuerte agotamiento físico, que podría terminar en un retardo psicomotor. En este sentido, el nivel de consciencia que tienen sobre el estado en el que se encuentran le impulsa a luchar contra la tristeza, pero ninguno de sus esfuerzos surte efecto.

Melancolía general:

También llamada polimelancolía, es el tipo más complejo. La tristeza es perenne y afecta cada uno de los espacios en los que el paciente se desenvuelve, ya sea familia, académico, laboral y social. Se manifiesta un sentimiento de culpa que se dirige en todos los sentidos, es decir, adonde sea que vaya, siente que es responsable de todo lo malo que pueda suceder. También desarrolla un nivel de inhibición psicomotora que le impide moverse con fluidez y además puede ralentizar o disminuir el ritmo y el volumen del habla. No muestra señales de iniciativa en ningún sentido, todo les causa pesar y tienden a llorar en todo momento sin motivo aparente. Además, tienden a manifestar síntomas corporales de origen somático, como dolores musculares, cefaleas, y mareos.

Melancolía nostálgica:

Es una de las más comunes porque deriva precisamente de un sentimiento que pudiese actuar como raíz de la melancolía: la nostalgia. De allí que el paciente se aferre desmedidamente a los recuerdos del pasado, o de algo específico que le haga falta, y esto produzca una tristeza extrema.

Melancolía amatoria:

Este tipo se manifiesta cuando el paciente desarrolla la melancolía debido a un extremo deseo pasional hacia otra persona, que no es correspondido. También se le conoce con los nombres de melancolía erótica o melancolía amorosa.

En ocasiones, el sentimiento amoroso pudiera ser mutuo, pero el nivel de pasión desarrollado por el paciente es tan fuerte, que la melancolía se produce a causa de pensar en todos los sacrificios que se está dispuesto a hacer por la persona amada.

Melancolía ansiosa:

Las ideas tristes sin motivo aparente que atormentan la tranquilidad del paciente es el principal causante de esta melancolía. En este caso, la persona no puede mantenerse tranquila, presenta una fuerte angustia, agitación, dificultades para conciliar el sueño e ideas terroríficas, producto de su imaginación. Debido a la desesperación que siente, son muy frecuentes las ideas de suicidio.

Melancolía estuporosa:

Este tipo de melancolía produce en el paciente un estado de inhibición psicomotora que puede llegar al extremo de total inmovilidad, sumando a su situación una condición de mutismo e inconsciencia.

Melancolía hipocondríaca:

Los pacientes que presentan este tipo de melancolía tienden a fundamentar sus sentimientos de tristeza en una concepción exagerada de otras patologías que pudieran, o no, estar presentando en determinado momento. La condición hipocondríaca le lleva a estar pendiente de cada señal sobre la que sospeche que algo no anda bien con su salud, viviendo en un permanente estado de angustia, y muy probablemente todo sea producto de su imaginación.

La melancolía hipocondríaca se presenta en dos subtipos: la corporal, con la cual el paciente está completamente seguro de que sufre de algún mal físico, aunque todos los chequeos médicos a los que se someta le indiquen lo contrario; y la mental, en la que manifiesta diferentes perturbaciones espirituales, que le impulsan a poner en duda todo lo que relaciona con él.

Melancolía homicida:

Es de los tipos de melancolía más peligrosos, ya que una profunda tristeza embarga al paciente, y esto lo impulsa a pensar que no hay remedio que pueda contener el final catastrófico que le espera. Debido a esto, desarrolla conductas homicidas conducidas por pensamientos condenatorios hacia las personas a su alrededor, principalmente sus familiares, a quienes acusa de ser los culpables de todos los males que le aquejan.

Melancolía misantrópica:

Se produce debido a la soledad que desea tener un paciente cuando siente un rechazo particular por la interacción en sociedad, o realizar cualquier actividad que necesariamente involucre su interacción con otras personas. Se debe tener en cuenta que la misantropía (rechazo hacia otras personas) no es completamente un problema si se aprende a convivir con ella, pero aquellos quienes padezcan de melancolía misantrópica, además del disgusto a estar acompañados, desarrollan a su vez un fuerte sentimiento de tristeza por este mismo motivo.

Melancolía religiosa:

Se desarrolla cuando la persona siente que las cosas no le salen bien, o no obtiene lo que siente que merece, e interpreta que esto es un castigo divino; la tristeza se debe básicamente al temor a Dios, en cualquier de sus manifestaciones de fe. Esta situación conlleva al paciente a tomar actitudes negativas y de fuerte remordimiento, y a considerar que, por haber pecado, nada podría salvarle de ir al infierno. En este sentido, existe una variante llamada melancolía demonofóbica, potenciada por el fuerte temor que la persona siente a ser condenada eternamente.

Melancolía pannofóbica:

El decaimiento manifestado en este tipo se debe a un fuerte temor por que pueda sucederle alguna desgracia al paciente en cualquier momento. La persona vive en una constante zozobra por permanecer atento a todo lo malo que pudiera pasarle; se siente constantemente amenazado, y eso no le permite vivir en paz.

Melancolía sitofóbica:

Esta melancolía provoca en el paciente un fuerte rechazo a ingerir alimentos. Aunque pueda confundirse con la anorexia, en realidad lo que sucede en la mente del paciente es que este cree que se acerca su fin, y de nada serviría comer o beber.

Diferencias entre melancolía y depresión

Aunque pudiera parecer que la melancolía y la depresión son lo mismo, en realidad esto no es así. Ambas condiciones tienen muchas similitudes en cuanto a que afectan el estado de ánimo de las personas debido a un enorme sentimiento de tristeza, pero se diferencian entre sí en cuanto a los pensamientos y reacciones específicos de quienes las padecen.

En primera instancia, muchos expertos no consideran a la melancolía una enfermedad como tal, hasta no convertirse en algo crónico, ya que los cambios en su humor, producto de los sentimientos de tristeza, no deberían impedirle por completo a la persona continuar con sus actividades rutinarias, al margen de sentir algún nivel de abatimiento, que será superado cuando logre dejar atrás los pensamientos negativos y aceptar su presente. Básicamente el melancólico desarrolla una conducta condicionada por lo que cree que será de su vida a partir del momento de la pérdida.

En cambio, la depresión es una condición patológica que se caracteriza por altos niveles de abatimiento, más que todo producidos por desórdenes orgánicos que, combinados con una vida complicada o llena de estrés, llevan al paciente a desarrollar un estado de tristeza o melancolía crónico, que no les permite disfrutar absolutamente de ningún placer de la vida. Ciertamente, muchos síntomas de la melancolía también son síntomas de la depresión, con la diferencia de que en este segundo caso, son las condiciones del presente de la persona las que lo impulsan a deprimirse.

A pesar de las diferencias, la melancolía sí puede evolucionar hasta convertirse en depresión (estado conocido como depresión melancólica), cuando los sentimientos de tristeza ligados al pasado del paciente pasan a formar parte de su presente de manera arraigada a su personalidad, es decir, los recuerdos ya no son más recuerdos, sino escenarios que la persona establece como definitorios de su modo de vida actual y ya no es capaz de superar.

El umbral para diferenciar la melancolía de la depresión a veces puede ser muy pequeño, y fácilmente algunos tipos de melancolía pueden llegar a ser confundidos con estados depresivos. Por este motivo, es muy importante que el individuo que se sienta melancólico o deprimido debe acudir a una consulta con un experto, ya sea un psicólogo o un psiquiatra, que pueda brindarle un diagnóstico preciso, y recomendarle el tratamiento adecuado.

Tratamiento de la melancolía

La melancolía hoy día es una enfermedad que ha sido ampliamente estudiada en todos los campos de la psicología y la psiquiatría, por lo que cualquier profesional en estas áreas está facultado para atender esta patología, con el objetivo de mejorar sustancialmente la calidad de vida de los pacientes.

La alternativa más común es la psicoterapia, mediante la cual los pacientes tienen la oportunidad de crear consciencia sobre el problema que ha causado el estado melancólico en ellos, y poder así crear, bajo la orientación del psicólogo, una estrategia que permita aliviar el dolor y aceptar el presente tal como es.

En muchas ocasiones, el tratamiento psicológico debe ser combinado con el consumo de medicamentos que le permitan lidiar con los síntomas físicos generados por la melancolía.

En los casos más graves, se puede recurrir a la hospitalización y la aplicación de un tratamiento farmacológico con antidepresivos.

Prevención y superación de la melancolía

La melancolía es, en gran medida, un estado mental, que no les permite a las personas aceptar los motivos por los cuales se siente triste. Por ello es importarte hacerle frente a la tristeza con pensamientos positivos, como equilibrando la balanza entre las cosas negativas y positivas, que no impidan establecer motivos por los cuales sonreír en todo momento.

Muchos de los causantes de la melancolía son sorpresivos. Por lo general, nadie se espera la muerte repentina de un familiar, o que por accidente se pierda algún bien material de significativo valor emocional. Estos son los casos más difíciles de superar, pero si la persona es activa, realiza actividades divertidas a diario y mantiene siempre una actitud positiva, le será menos complicado superar los malos momentos.

Para combatir el decaimiento provocado por la melancolía, también se pueden seguir los siguientes consejos:

  • Practicar ejercicios de relajación y técnicas de respiración. Esto ayuda a la mente a mantenerse despejada de malos pensamientos.
  • Establecer alguna rutina de ejercicios o practicar algún deporte son otra alternativa para mantener la mente despejada, y además la actividad física permite la liberación de endorfinas, conocidas como las hormonas de la felicidad.
  • Definir algo divertido que hacer con frecuencia y convertirlo en un hobby, ya sea leer libros, escuchar música o ver películas; así la persona ocupa su tiempo y no deja espacio para la tristeza.

La melancolía no debería dejar de ser tan solo una etapa que será superada una vez que se acepte lo sucedido. Mientras la persona se mantenga centrada y segura de que puede continuar adelante, pronto podrá retomar su vida normal y desenvolverse con optimismo.

 

Psicólogos de Bogotá expertos en melancolía


Autor: © PSIGUIDE