Fibromialgia: dolor crónico

Durante las últimas décadas los padecimientos crónicos se han convertido en uno de los problemas de salud a nivel mundial más alarmantes y complejos. Tal es el caso de la Fibromialgia, una patología aguda y perenne que puede llegar a ser invalidante.

Dicho síndrome afecta principalmente a mujeres, en edades comprendidas entre 30 y 50 años. Es importante explicar que esta enfermedad trastoca la vida regular del paciente, generando importantes consecuencias físicas, psicológicas e incluso perjudicando el ámbito familiar.

La Fibromialgia es una afección dolorosa y crónica que incide en el funcionamiento del sistema musculoesquelético del afectado. Hasta el momento se desconoce su etiología. Dicha enfermedad se caracteriza por un dolor generalizado, con una duración de al menos tres meses; hiperalgesia (excesiva sensibilidad ante las dolencias); y alodinia (dolor producido por estímulos que generalmente no provocan malestar o daño).

fibromialgia

Entre los síntomas principales de esta patología se encuentran:

Dolor: El principal síntoma de la Fibromialgia es el dolor crónico y generalizado. Normalmente, se intensifica después de levantarse y puede agudizarse debido a cambios climáticos (temperaturas frías). De acuerdo a las investigaciones, las dolencias de esta enfermedad aunque difusas, suelen ser punzantes, generar opresión, o sensación de hormigueo.

Fatiga: El cansancio es otro síntoma común de la patología. Es importante explicar que la fatiga es uno de los grandes obstáculos de estos pacientes ya que los limita y les impide mantener sus rutinas y quehaceres. Usualmente, la carencia de energía se manifiesta de forma variable, con oscilaciones.

Alteraciones del sueño: Los pacientes presentan problemas para conciliar el sueño, suelen despertarse involuntariamente, y pueden padecer de insomnio. Además, los problemas para dormir y descansar generan alteraciones emocionales, ansiedad e incluso depresión

Rigidez: Los afectados suelen padecer de tensión en diferentes zonas de su cuerpo. Con frecuencia, la rigidez incide en la espalda y el cuello. En cuanto a la duración, resulta impredecible.

Conviene señalar que los sujetos con Fibromialgia también pueden presentar: deterioro cognitivo, trastornos gastrointestinales, sensación de hinchazón en las manos, parestesias (adormecimiento de algunos músculos), dolor de cabeza, dificultad de concentración, disfunción temporomandibular, acufenos (percibir sonidos o ruidos que no existen), intolerancia a estímulos olfativos.

Es importante explicar que esta enfermedad se intensifica debido a diversos factores, tales como: el estrés, la ansiedad, las temperaturas frías, la activación emocional, los entrenamientos físicos, entre otros.

Criterios diagnósticos

El diagnóstico de la Fibromialgia se trata, principalmente, de una exploración física minuciosa del paciente. En este sentido, el especialista realiza una evaluación fisiológica en la que ejerce presión a 18 puntos dolorosos o sensibles determinados por la ACR. Cabe indicar que, hasta el momento no existe una prueba especializada (laboratorio o imagenología) para este padecimiento. Además, se recomienda realizar una anamnesis, es decir, una recopilación de datos clínicos y psicosociales del paciente. Dicho registro comprende una valoración minuciosa del dolor, la historia médica del sujeto, los antecedentes familiares (especialmente patologías mentales) y una evaluación de las condiciones de vida del enfermo.

Según diversas investigaciones la presencia de la Fibromialgia se puede detectar de acuerdo a los siguientes criterios:

1. Dolor agudo y generalizado que se haya mantenido un tiempo mínimo de tres meses. Es importante explicar que para que un dolor se considere como generalizado debe estar presente en la mayoría de los cuadrantes del cuerpo y en el esqueleto axial.

2. El paciente debe experimentar dolor en más de diez puntos sensibles. Es importante explicar que estos puntos se distribuyen en todo el cuerpo:

  • En la zona superior se encuentran: el occipucio (cabeza: región inferior/ posterior que se une con el cuello), supraespinoso (hombro: región posterior/superior, en la espina escapular), zona media del trapecio, epicóndilo (extensores del antebrazo), cervical bajo (ligamentos intervertebrales/ cuello), segunda costilla (encima del esternón).
  • En la zona inferior están: trocánter mayor (encuentro del fémur con la cadera), glúteos (parte externa, a nivel superior), rodilla.

Factores de Riesgo

Hasta ahora se desconocen los fundamentos fisiopatológicos de esta enfermedad. Sin embargo, se han establecido los siguientes Factores de Riesgo:

El sexo: La Fibromialgia afecta principalmente a mujeres. La proporción estimada es de: nueve féminas por cada hombre.

Factores Genéticos: Según algunas hipótesis los pacientes de Fibromialgia se pueden ver afectados por la predisposición genética. Al respecto, se ha descubierto que esta patología se da un 7-8% más entre los integrantes del entorno familiar

Coexistencia de otros síndromes: Es común que esta patología vaya acompañada de otros padecimientos tales como: dolor miofascial, cefalea crónica, colon irritable, dolencia lumbar crónico, entre otros.

Marcado estrés emocional: Todavía se desconoce con exactitud cuál es la incidencia de los factores emocionales crónicos en esta enfermedad. Sin embargo, se ha demostrado que algunos trastornos emocionales se manifiestan en los pacientes antes de la aparición de la Fibromialgia, y, eventualmente coexisten con la misma.

En cuanto a la etiología, aunque es mayormente desconocida, se ha descubierto que los pacientes de Fibromialgia sufren de una alteración del sistema nociceptivo, responsable de la percepción, la transmisión y la modulación del dolor. Dicho sistema presenta un estado de sensibilización e hiperexcitabilidad que afecta su funcionamiento. Además, los sujetos con Fibromialgia padecen de un descenso del umbral para el dolor. Actualmente, no se ha detectado ninguna disfunción orgánica vinculada a esta enfermedad.

Tratamientos para la Fibromialgia

Hasta ahora no se ha establecido un criterio unánime sobre el tratamiento para la Fibromialgia. Debido a que se desconoce su origen, las recomendaciones y procedimientos médicos están orientados básicamente a dos grandes propósitos. Por un lado, compensar y aliviar los síntomas. Por el otro, desarrollar una psicología positiva en el afectado para que enfrente la enfermedad desde el autoconocimiento.

De acuerdo a las investigaciones y los meta-análisis se ha demostrado que el abordaje de esta patología debe comprender: la educación, el adiestramiento y la información de los pacientes; la práctica continua y regulada de ejercicio; el uso de terapias psicológicas; y la prescripción de fármacos que ayuden a disminuir las dolencias y malestares.  

1. Educación y adiestramiento:

Para iniciar, es importante que el especialista suministre al afectado toda la información y los datos acerca de su evaluación diagnóstica, sus pronósticos, la naturaleza de la afección, las estrategias terapéuticas y las alternativas médicas disponibles. En el caso de la Fibromialgia, resulta especialmente relevante comunicar con claridad las características de la enfermedad debido a su carácter crónico y sus secuelas. Es de resaltar que, la información es un derecho esencial del paciente. De esta manera, se busca que el individuo esté mejor capacitado tanto en aspectos clínicos, como emocionales para enfrentar su condición.

2. Programas deportivos:

Con relación a la realización de actividades físicas, el especialista y el paciente deben desarrollar en conjunto un plan terapéutico en el que se incluya necesariamente rutinas reguladas de entrenamiento, esto resulta indispensable para mantener la condición física y la salud psíquica del enfermo. Es importante expresar que dichos programas deben ser supervisados y controlados por un técnico o experto. Entre las opciones se encuentran:

Entrenamiento de Fuerza: Este programa de ejercicios se basa en la fuerza de la resistencia y tiene los propósitos de reforzar la capacidad funcional y reducir el dolor. Los pacientes deben trabajar con pesos preferiblemente bajos, realizando una cantidad elevada de repeticiones. El tiempo mínimo de este programa comprende un lapso de 10-12 semanas.

Ejercicios Aeróbicos Moderados: La resistencia aeróbica u orgánica, se relaciona a la capacidad de mantener un esfuerzo físico con equilibrio de oxígeno. Caminar, montar bicicleta, bailar, nadar, son algunas de las actividades mayormente recomendadas. Hasta ahora, se ha demostrado que combinar terapias (cognitiva-conductual) con programas aeróbicos moderados producen resultados significativos en cuanto a la reducción de dolencias, el número de puntos dolorosos, la depresión, el mejoramiento de la capacidad física y de la resistencia del enfermo. 

Actividades Acuáticas: Este tipo de actividades suelen gozar de gran aceptación y receptividad por parte de los afectados. Por lo general, el medio acuático produce entusiasmo y una participación más activa. En este sentido, numerosos pacientes han señalado que este programa les permite desconectarse de la rutina. Es importante explicar que estas sesiones se realizan en piscinas terapéuticas climatizadas, y tienen un promedio de duración de cinco meses. En líneas generales, estos ejercicios benefician la capacidad cardiovascular, la resistencia física, la vitalidad, la autopercepción, los estados de ansiedad, el bienestar psicológico. También ayudan a sopesar las fatigas y las dolencias generalizadas.

3. Terapias Psicológicas:

Siendo la Fibromialgia una afección crónica y en ocasiones incapacitante resulta esencial que los pacientes reciban orientación psicológica. En este sentido, el propósito de la terapia cognitivo-conductual es ayudar al afectado a disminuir el impacto de la enfermedad en su vida. El tratamiento psicológico se basa principalmente en el fortalecimiento de: la validez personal, el autoconocimiento, el autoconcepto, el autocontrol y la autoeficacia. De este modo, es tarea del experto potenciar los recursos y las habilidades del enfermo, enseñarle estrategias adaptativas, y mejorar su funcionalidad. Dicho tratamiento comprende:

Psicoeducación: Se centra en facilitarle información/ educación al paciente sobre la Fibromialgia y la convivencia con este padecimiento. De allí, se busca que el individuo desarrolle su autonomía y haga frente a la sensación de "victimismo" que genera cualquier enfermedad crónica.  Además, el experto facilita al paciente técnicas para la reducción del estrés y el manejo de las emociones negativas. En definitiva, se pretende modificar el decaimiento emocional, los comportamientos nocivos, y las creencias desesperanzadoras. A través de la psicoeducación se procura que el paciente supere los sentimientos de indefensión y se convierta en un agente activo de su recuperación. Es de agregar que, también se trabajan aspectos de comunicación, de memoria y de coordinación motriz.

Entrenamiento de relajación: El uso regular de técnicas de relajación suele ser muy positivo. En general, se puede afirmar que esta práctica contribuye con: el proceso respiratorio, el ritmo cardiaco, la distensión muscular, el estrés, los trastornos somáticos, la circulación sanguínea, y el equilibrio emocional.

En las terapias de Fibromialgia se hace uso tanto de la relajación progresiva, como de la imaginaria. En la relajación progresiva se identifican los músculos en tensión y se procede a ejercitarlos en una dinámica flexible y ajustada a la condición. En cuanto a la relajación imaginaria, se induce al paciente a visualizarse en un contexto agradable y cómodo a fin de generar una sensación de bienestar y tranquilidad.

Programación de actividades: Por medio de la terapia psicológica se motiva al paciente de Fibromialgia a recuperar paulatinamente sus rutinas, oficios y quehaceres regulares. Se trata de que el enfermo, a pesar de su condición, retome las actividades que le resultan significativas, e incluso que emprenda nuevos propósitos. Evidentemente, esta etapa del tratamiento se aborda de forma progresiva y continua, evaluando los avances y las dificultades. De esta manera, se contribuye a que el individuo se sienta en control de su vida, incidiendo positivamente en su estado de ánimo. 

Control de pensamientos: Otra importante enseñanza de la terapia es el control de los pensamientos y las creencias. En este sentido, es bastante normal que los pacientes se sientan frustrados y un poco desanimados por el padecimiento. Sin embargo, la repetición de ideas negativas sólo potenciará la sintomatología de la Fibromialgia, lo cual resulta bastante desfavorable. De allí, que el especialista también ayude al sujeto a desarrollar una visión más positiva, basada en sus fortalezas y sus oportunidades. Evidentemente, no se trata de negar las dificultades y las dolencias, lo que se busca es que el individuo vea la situación desde una perspectiva realista y alentadora. El objetico es transformar los pensamientos dañinos, pasar de afirmaciones como “Esta enfermedad es inaguantable” a “Soy capaz sobreponerme y superar esta condición”. 

4. Prescripción médica:

En cuanto al tratamiento farmacológico, se recomienda el uso de antidepresivos tales como: la amitriptilina, la duloxetina, ciclobenzaprina, pregabalina, entre otros. Las investigaciones han demostrado que estas medicaciones además de su efecto sedante y antidepresivo, tienen un importante efecto analgésico que contribuye a la disminución de las dolencias, modera los trastornos del sueño, reduce la fatiga, y en general producen una sensación de bienestar a los individuos con Fibromialgia.

Entre las terapias naturales se encuentran: acupuntura, homeopatía, ozonoterapia, reiki, taichí, por mencionar algunas. Cabe señalar que de acuerdo a diferentes estudios el Taichí Yang de estilo clásico ha producido importantes mejorías en los estados anímicos, el insomnio, la capacidad de realizar ejercicio, y la calidad de vida de los pacientes. 

 

Psicólogos de Bogotá expertos en el tratamiento de la Fibromialgia


Autor: © PSIGUIDE