Entre las dificultades específicas del aprendizaje, existe una que quizás no sea tan comúnmente conocida, pero es uno de los trastornos más presentes en niños que se encuentran en la etapa inicial de su escolarización. Se trata de la discalculia, que no es más que la dificultad que tienen las personas para comprender las operaciones numéricas y conceptos matemáticos en general.
La discalculia puede llegar a ser tan común como la dislexia. Es generalmente detectada en niños y niñas entre 6 y 7 años de edad y afecta a un estimado del 6 % al 7 % de la población estudiantil del mundo, pero por desconocimiento suele ser confundida con falta de motivación por las matemáticas.
Las dificultades que se manifiestan por esta condición van más allá de no poder realizar con facilidad operaciones numéricas básicas. Los individuos pueden intentar con mucho esfuerzo aprender algunos datos y alcanzar superar algunas pruebas, pero en el fondo no entienden el objetivo de tales procesos. Al igual que los demás trastornos del aprendizaje, esto se debe a un desorden en el cerebro que le impide al discacúlico desarrollar normalmente sus habilidades matemáticas, por lo que no se les puede responsabilizar de ser perezosos, tener falta de motivación o haber pasado por programas de educación formal deficientes, aunque este último aspecto contribuye a empeorar la situación.
Este trastorno del aprendizaje de las matemáticas constituye un desencadenante de baja autoestima y ansiedad, debido a que quienes lo padecen suelen tener un coeficiente intelectual elevado, por lo que su rendimiento académico en otras asignaturas que no involucren operaciones matemáticas suele ser muy bueno y no se explican cómo es posible tal excepción.
Aunque la discalculia es frecuentemente diagnosticada ya entrada la edad escolar, previamente se pueden tener indicios de que algo no marcha bien, cuando el niño comienza a manifestar dificultades para aprender a contar o entender cantidades.
Esta dificultad del aprendizaje fue inicialmente clasificada en dos tipos que se diferencian entre sí dependiendo de las alteraciones que el paciente presente al momento de ser diagnosticado. Estos tipos de discalculia son:
1. Discalculia primaria: Es el trastorno que afecta exclusivamente la realización de cálculos matemáticos, siempre y cuando la causa responda de manera específica a una lesión cerebral, sin que actúe alguna otra fuente de problemas, ya sean mentales o motrices.
2. Discalculia secundaria: Se produce por una poca capacidad de razonamiento, que se ve unido a un desorden espacio-temporal y otras alteraciones de carácter verbal. Esta condición provoca una utilización incorrecta de los símbolos matemáticos y de los números, que conlleva al cálculo erróneo de operaciones tanto aritméticas como lógicas.
Existe también otra clasificación que podría considerarse como subtipos de la discalculia, y que pueden manifestarse tanto de forma individual como a través de una combinación entre ellos. Comprende seis variantes:
1. Discalculia léxica: Dificultad que se tiene para leer los números y símbolos matemáticos, sin afectar el entendimiento de las matemáticas al momento de hablar de los diferentes conceptos, pero sí cuando corresponde leerlos.
2. Discalculia gráfica: Es la dificultad que se tiene para escribir los números y símbolos matemáticos, sin afectar el entendimiento de las matemáticas al momento de hablar sobre sus conceptos, pero que sí imposibilita su escritura aun cuando sean copiados de algún modelo que sirva como guía.
3. Discalculia verbal: Esta condición impide a los discalcúlicos la comprensión de los conceptos matemáticos cuando se les habla de ellos, por lo que las conversaciones sobre las matemáticas son imposibles de entender, aunque los afectados sean capaces de leer y escribir los números y símbolos.
4. Discalculia operacional: Es la dificultad para realizar operaciones aritméticas, ya sea de forma verbal o escrita, sin afectar el entendimiento de los números o símbolos por separado, pero sí la interacción entre los elementos para los ejercicios de cálculo.
5. Discalculia ideognóstica: Es la dificultad para entender las matemáticas al momento de realizar los cálculos y operaciones aritméticas de forma mental, motivo por el cual es muy probable que el afectado olvide rápidamente los conocimientos matemáticos adquiridos de manera reciente.
6. Discalculia practognóstica: Este tipo dificulta el entendimiento de los conceptos abstractos y operaciones de manipulación numérica, como por ejemplo, las comparaciones de valores, de formas y tamaños.
En general, es muy difícil determinar si un niño que apenas está aprendiendo a contar, y tiene problemas para hacerlo, continuará presentando esta u otras dificultades adicionales a medida que avance su proceso de escolarización. Es por esto que existen síntomas a través de los cuales se puede realizar un primer diagnóstico, respondiendo a grupos de edades determinados, acordes a sus capacidades intelectuales y nivel de estudio. Dependiendo de la etapa educativa en la que se encuentre, se puede sospechar que un niño padece de discalculia si se identifican en él las siguientes actitudes:
Cuando el individuo se encuentra en preescolar:
Cuando el individuo está cursando la escuela primara:
Cuando el individuo está cursando la escuela secundaria o bachillerato:
El primer paso para el diagnóstico de la discalculia es conversar con el médico pediatra del niño que presente los problemas antes descritos. Seguramente será remitido a realizarse una prueba neuropsicológica, en la que no solamente serán evaluadas las capacidades de razonamiento matemático del paciente, sino que además serán evaluadas también otras funciones cognitivas, en el área psicomotriz, y de carácter pedagógico.
En el aspecto pedagógico, se recurre a la realización de ejercicios matemáticos que cubren diversos problemas frecuentemente manifestados mediante este trastorno. El psicopedagogo, o cualquier otro especialista tratante, como un psicólogo escolar, puede solicitar al niño cumplir con ciertas tareas matemáticas que le permitirán determinar el nivel de dificultad que este atraviesa. Algunas de esas tareas pueden ser contar desde y hasta un número en particular; ordenar una serie de números en secuencia, tanto de manera regular como invertida; leer y escribir un conjunto de números; reconocer un número determinado de objetos; y realizar operaciones aritméticas simples, como sumas y restas, mentalmente y por escrito, entre otras pruebas más.
En el aspecto psicomotriz, se debe evaluar las capacidades de ubicación espacio-temporal del paciente. Se le puede solicitar que ubique o mueva algún objeto hacia determinada dirección, ya sea arriba, abajo, derecha e izquierda, siguiendo determinadas secuencias, así como también comparar objetos de diferentes tamaños, de los que deberá identificar cuáles son mayores y cuáles son menores.
En el área cognitiva, es necesario evaluar las capacidades de aprendizaje de todo lo relacionado a la matemática, ya sea de los números, signos, operaciones, lectura y escritura, así como los niveles de atención que el niño demuestra al momento de enfrentarse a un problema de esta índole.
La discalculia no puede evitarse ni curarse, tal como ocurre con las demás dificultades del aprendizaje, pero sí se puede aprender a vivir con ella, y no sólo eso, sino también atender diferentes estrategias para lograr el éxito en la vida diaria. Existen ejercicios de rehabilitación matemática que pueden llegar a ser sumamente atractivos para los niños y estos despiertan la curiosidad e interés de aprender nuevos conocimientos en el área, manteniendo siempre el acompañamiento de padres y maestros en todo este proceso.
Algunas de las actividades que pueden ponerse en práctica son las siguientes:
Al final, un aspecto realmente importante a ser tomado en cuenta para una correcta inserción a una vida normal, es hacer comprender a los discalcúlicos que pueden ser muy talentosos en otras áreas del conocimiento diferentes a las matemáticas, pero a su vez estimularlos a poder corregir sus fallas y no abandonar el interés por los cálculos numéricos, ya que sólo así podrán mantener una rutina normal y sin complicaciones en las diferentes actividades de vida cotidiana.
Psicólogos de Bogotá expertos en discalculia