Las dificultades de aprendizaje se refieren comúnmente a los problemas o complicaciones que puede tener una persona a cualquier edad para adquirir conocimientos, atravesando diferentes procesos en los cuales se pone a prueba a sí mismo para cumplir su propósito de aprender algo nuevo. Este concepto puede ser aplicado en cualquier ámbito de la educación formal y no formal, cuando a un individuo le resulta difícil comprender una parte o todo sobre lo que se le enseña y además poniendo de manifiesto también una dificultad para convertir esos nuevos conocimientos en un aprendizaje permanente.
Por otra parte, la definición de dificultades de aprendizaje, también llamada dificultades de aprendizaje y atención, suele relacionarse mayormente al ámbito escolar, en el que es usual encontrar niños y niñas con mayores conflictos para aprender que otros, por lo cual requieren una amplia atención. Esta situación puede deberse a contextos físicos o sociales del afectado, así como puede también estar potenciada por la situación familiar de este. De cualquier manera, estos son elementos que deben ser analizados al momento de establecer las estrategias que servirán como tratamiento a estos problemas.
Con base en el cerebro e incidencias en el sistema nervioso central, las dificultades de aprendizaje no sólo afectan a los niños en el ámbito escolar, sino también en el hogar e incluso en las comunidades o grupos sociales en los cuales se desenvuelve. Se estima que aproximadamente el 20 % de los niños y jóvenes entre 6 y 21 años de edad tiene alguna dificultad de aprendizaje y estos pueden atravesar por serios problemas, en diferentes niveles, para leer, escribir, realizar cálculos matemáticos, mantener la concentración, desarrollar sus habilidades sociales, dominar la coordinación motora e incluso presentar una combinación de dos o más de estas complicaciones.
Es importante resaltar y aclarar que las dificultades de aprendizaje no son lo mismo que las discapacidades intelectuales o cualquier otro problema derivado del intelecto, de hecho, los niños con este tipo de dificultades suelen tener una inteligencia por encima del promedio, por lo cual no representa ninguna relación con retraso mental o pereza.
En este sentido, existen también otros problemas aparentemente físicos que suelen atribuirse a dificultades del aprendizaje. Por ejemplo, a un niño con problemas para comprender las palabras que escucha, comúnmente es señalado de tener algún problema auditivo, o si no ha aprendido aún a diferenciar los colores, entonces quizás tenga algún problema visual. Esto no debe ser diagnosticado de esa manera sin el análisis de un psicólogo o terapeuta que pueda descartar alguna dificultad del aprendizaje, ya que en ese caso, muy probablemente sea el cerebro el que esté realizando un procesamiento inadecuado de los sonidos o los colores, en lugar de que el individuo presente algún trastorno auditivo o visual.
Debido a esto, en muchas ocasiones se hace complicado poder determinar si un niño sufre de alguna dificultad de aprendizaje, especialmente si este ha tenido una vida normal antes de iniciar la escuela. A menudo, los niños pueden entender sin problemas las cosas que se les enseñan en primera instancia, pero con el tiempo comienzan a desarrollar la dificultad. En otros casos, las dificultades se manifiestan desde el comienzo del desarrollo escolar, y es usualmente cuando se le cataloga de forma errada como algún problema de conducta.
Sea cual sea el caso, esta situación los coloca un paso por detrás de sus compañeros, les cuesta concentrarse y cada vez se les hará más complicado entender las clases, hasta llegar al punto de parecerles aburridas y perder todo interés en las mismas, razón por la cual se abocará a realizar otras tareas con las que pasar el tiempo cómodamente, pero esto se deberá a que no querrá dedicar a aquellas labores que les parezca imposible cumplir con éxito.
Esta situación de incomodidad en la escuela, sumado a la percepción que puedan tener los compañeros sobre el niño afectado, suele ocasionar problemas de autoestima y dificultades para relacionarse. Con el tiempo, si no se recibe la ayuda adecuada, estos problemas podrían agravarse y derivar en conflictos mucho mayores, tanto dentro como fuera de la escuela.
A pesar de que no existen muchas señales mediante las cuales se puede al menos sospechar de alguna dificultad de aprendizaje, sí se pueden atender ciertas indicaciones, especialmente en la escuela, que permitan tanto a padres como a maestros determinar una posibilidad, ya que una sola señal puede representar un problema aislado, pero una combinación de ellas puede ser algo mayor. De esto se desprende que un niño con dificultades de aprendizaje responda a varias de las siguientes complicaciones y sea necesaria una evaluación especializada:
En general, las dificultades del aprendizaje constituyen problemas que vienen a manifestarse de forma intrínseca en el individuo, que afectan el sistema nervioso central e impiden un correcto aprendizaje desde diversas áreas.
Para entender mejor este problema, las dificultades del aprendizaje se dividen en dos: específicas y no específicas.
Las dificultades del aprendizaje específicas son aquellas que responden a complicaciones para adquirir habilidades instrumentales, como lo son la lectura, la escritura y los cálculos matemáticos. De esta manera, se tienen los siguientes tres tipos de dificultades:
1) Dislexia: Se trata del trastorno del aprendizaje específico con dificultad para la lectura y se caracteriza por el retraso en la comprensión y decodificación de los textos, lo cual hace imposible a los individuos realizar lecturas de forma normal y fluida. Este es el trastorno más común de las dificultades del aprendizaje, que constituye hasta el 80 % de los casos y suele afectar de igual manera a niños no escolarizados como los que tienen una escolarización normal.
2) Disgrafía: Llamado también trastorno del aprendizaje específico con dificultad para la expresión escrita, comprende una serie de complicaciones para escribir que van desde una mala ortografía y caligrafía, hasta la imposibilidad de poder organizar el texto de manera adecuada.
3) Discalculia: El trastorno del aprendizaje específico con dificultad matemática lo presentan aquellos individuos que, contando con un proceso de escolaridad adecuado, manifiestan grandes dificultades para realizar cálculos en cualquier grado de dificultad, entender datos numéricos y para el razonamiento matemático.
Este tipo de dificultades son las que se manifiestan de manera general en los procesos de aprendizaje del individuo y que afectan por igual la motivación para aprender cosas nuevas. Entre ellas se pueden mencionar dificultades con el lenguaje oral, el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), los problemas con las habilidades motoras, problemas con la concentración y la memoria, posibles derivaciones del trastorno del espectro autista y otras discapacidades intelectuales.
Cuando se tenga la sospecha de alguna dificultad de aprendizaje se hace necesaria una intervención inmediata de un especialista en psicopedagogía que se dedique a hacerle un seguimiento al caso procurando que el niño no llegue a perder la motivación por el estudio.
Adicionalmente se recomienda que exista una relación muy cercana entre los padres y los maestros, que permitan crear estrategias de aprendizaje con las que el niño se sienta cómodo, atendiendo aquellas necesidades específicas que se requieran. Recuérdese que no existen dos niños con dificultades de aprendizaje y necesidades iguales, y seguramente varios coincidan dentro de un mismo espacio, ya sea educativo, social o familiar. Debido a esto, se debe idear la manera en que las estrategias aplicadas individualmente no generen conflictos y puedan acoplarse entre sí y también con los programas educativos regulares que se aplican en las instituciones educativas.
Sumado a esto, el apoyo moral y emocional que padres y maestros puedan proporcionar a los niños con dificultades de aprendizaje es sumamente importante. No basta con hacer todo lo que sea necesario para garantizar una mejor comprensión de los nuevos conocimientos sino que también se puede recurrir a estímulos como refuerzos positivos y elogios cuando logre cumplir con las tareas propuestas que le causen dificultad. Además se les debe estimular a participar en aquellas actividades que les gusten y causen satisfacción, como bailes, deportes o videojuegos; esto les brindará una dosis de autoconfianza que les permite saber que existen áreas en las que se pueden desenvolver sin problemas.
En muchos casos, la frustración se hace presente en aquellos niños con dificultades de aprendizaje, lo cual puede desencadenar depresión, ansiedad, problemas de conducta y baja autoestima, entre otras afectaciones del estado de ánimo, tanto de los niños como de sus padres y representantes. En estos casos se puede acudir a un psicólogo que pueda apoyar en el desarrollo de estrategias psíquicas que complementen las que ya han sido diseñadas para procurar una mejor captación de los conocimientos y permitan mantener el equilibrio emocional de los pacientes y sus allegados.
El principal aspecto que se debe tomar en cuenta en cualquier caso de dificultades de aprendizaje es que en cada uno de ellos el tratamiento debe responder a las necesidades individuales determinadas en la evaluación del psicólogo especializado en el área, y el trabajo de recuperación debe realizarse bajo su supervisión. En este sentido también es importante que el paciente se sienta comprometido con las tareas y ejercicios ordenados, por lo que la complicidad de familiares y personas cercanas es imprescindible. Las dificultades del aprendizaje pueden superarse con trabajo y fuerza de voluntad, para así garantizar un crecimiento sano y una positiva inserción a la sociedad.
Psicólogos de Bogotá expertos en dificultades de aprendizaje