La superación de los celos implica el conocimiento y reflexión acerca de estos, los cuales hacen referencia a emociones reactivas que experimentan los individuos ante escenarios en los cuales consideran que pueden perder a una persona muy cercana y especial. Estos suelen evidenciarse como un mecanismo de defensa natural para proteger lo que se supone propio, sin embargo, pueden llegar a ser sumamente dañinos y estropear relaciones humanas, debido a que originan la desconfianza y desencadenan una serie de pensamientos negativos que llevan a que los implicados se comporten como acosadores o se sientan acosados, respectivamente.
Las personas celosas son propensas a sufrir dolores de cabeza, episodios de llanto, desolación, melancolía y hasta depresión, además de hipervigilancia, ansiedad, ira y rencor; sentimientos que las invaden y evitan que vean la situación con claridad. A pesar de ello, muchos individuos perciben esta manifestación como muestra del cariño que alguien tiene por ellos y aprecian el hecho de que quieran cuidar su relación, pero con el tiempo estas personas, que sufren ese control y apego constante origina una constante presión y sentimiento de vigilancia que concluye afectando la estabilidad de la pareja.
A menudo los celos se confunden con la envidia, pero en realidad los significados de estos términos implican conceptos diferentes. Se entiende por envidia al anhelo que un sujeto siente de tener algo que le corresponde o pertenece a otro (ya sea un objeto material, alguna característica física o cualidad), mientras que los celos son el reflejo del temor que los individuos tienen de perder a la persona querida a causa de un tercero, pues la consideran valiosa y fundamental en su vida.
Superar los celos es sumamente importante para poder sobrellevar en armonía las relaciones sociales, ya que de esta manera se puede vivir tranquilo y sin preocupaciones que afecten tanto a la persona celosa como a la que esta cela. El secreto está en fortalecer el vínculo de confianza y dejar de percibir a todos como una amenaza.
Los celos se originan por creer que lo que se tiene se puede perder, a causa de una amenaza inminente; sin embargo, las razones para pretender que esto puede llegar a suceder son diversas y dependen del entorno y naturaleza de cada relación. Por ello, existen diversos tipos de celos y cada uno tiene sus causas, estos son:
Generalmente suelen aparecer en el núcleo familiar, cuando el niño siente que el cariño de sus padres ha disminuido o que no le consienten como antes, lo que puede ocurrir debido a su crecimiento o a la llegada de un nuevo miembro a la familia.
En ambos casos es importante explicarle al niño lo que sucede, repetirle que se le quiere y demostrárselo; además, si de un nuevo bebé se trata, es trascendental hacer todo lo posible por incluir al infante en la vida de su nuevo hermano, para que este cree un vínculo de amor y protección que desplace los celos y permita sentar las bases de una buena relación en el futuro.
La amistad es un vínculo afectivo que une a dos individuos que no pertenecen a la misma familia ni sienten atracción amorosa entre sí, por lo que podría decirse que es el más equilibrado y selectivo de los tres tipos de celos. Sin embargo, los celos entre amigos existen y pueden llevar a que los implicados atraviesen por momentos difíciles y hasta terminen con su relación.
Este tipo de celos se presenta cuando uno de los involucrados en la relación afectiva empieza a juntarse con otras personas que no pertenecen a su mismo círculo de amistades, lo que desencadena celos en el individuo que siente que se va quedando solo o que ha pasado a segundo plano en la vida del otro. Las situaciones más comunes en este caso son, por ejemplo, cuando alguno de los dos empieza a estudiar en otro colegio, comienza a hacer un curso o a practicar algún deporte, por lo que su entorno le permite conocer a nuevas personas con las que tiene cosas en común y le place pasar tiempo con ellas.
Nadie es dueño de otra persona, cada quien es libre de escoger con quién quiere compartir determinado momento y etapa de su vida; por ello es importante controlar los celos, darle espacio al ser querido y permitirse también expandir nuevos horizontes. El hecho de que un amigo quiera relacionarse con otros sujetos y pasar un rato diferente, no quiere decir que haya perdido aprecio por el vínculo de amistad que ya está consolidado.
Es el tipo más común, incluso cuando se emplea el término celos las personas lo asocian directamente con problemas en las relaciones amorosas, ya que no conocen los otros ámbitos en los cuales estos pueden manifestarse.
Son diversas las causas por las que se producen los celos de pareja, sin embrago, existen algunas circunstancias que pueden resultar determinantes para que estos se presenten, como por ejemplo la falta de confianza, la autoestima baja, la inestabilidad y la inseguridad que siente el individuo que expresa los celos; así como el interés que alguno de los involucrados pueda demostrar por otra persona. Cuando aparece un tercero, ya sea un amigo, compañero de trabajo, vecino, o se ocasiona algún reencuentro con un conocido que se tenía años sin ver, las personas celosas lo perciben como una amenaza, sobre todo si notan algún tipo de atracción por parte de alguno de los involucrados.
Asimismo, cuando ya la relación ha atravesado por un proceso difícil, en el cual alguno de los individuos ha sido infiel, es común que el afectado sienta que en cualquier momento su compañero puede volver a hacerlo, lo que genera que active la vigilancia y los pensamientos negativos, los cuales a su vez desatan episodios de ansiedad. También puede darse el caso de que la persona celosa imagine escenarios en los que su pareja repite la infidelidad, y hasta puede llegar a asimilarlos como reales, lo que empeora el sentimiento de traición y deteriora aún más la relación.
En una relación de pareja la confianza debe ser el pilar fundamental, y esta siempre tiene que ir acompañada del respeto y la compresión. Sin duda, el verdadero cariño se encuentra cuando los sujetos están en libertad de elegir a alguien más y prefieren quedarse con el ser amado, con quien ya han compartido innumerables momentos. Por ello, a pesar de que los celos son el reflejo del temor que se tiene de perder a esa persona especial, deben ser controlados, pues es la única manera de vivir una feliz vida de pareja.
Los celos pueden manifestarse en diversas intensidades y con distinta regularidad, lo que permite determinar si son naturales (respuesta emocional justificada antes ciertos acontecimientos) o enfermizos (sin causa aparente).
Se manifiestan cuando ocurre algún evento que despierta este mecanismo de defensa, el cual provoca que el individuo se ponga en alerta y ejecute acciones que demuestren su molestia o denoten la incomodidad que la situación les produjo. Este nivel suele conocerse como el natural, pues el período de tiempo entre una escena de celos y otra suele ser largo.
Son los que se producen después de haber atravesado por un episodio de celos intenso, lo que origina que cada vez que ocurra algún problema los implicados recuerden el evento anterior y traten de justificarse rememorando el pasado. La diferencia entre este nivel y el anterior, es que los celos reactivos se manifiesta en una etapa avanzada de la relación, por lo que existe mayor compromiso, las escenas se presentan con cierta regularidad y suelen afectar más a los involucrados. Estos son los celos que se experimentan después de haber sufrido alguna infidelidad.
Son aquellos que aparentemente se expresan de manera injustificada, pues no existe algún hecho concreto que haya sido el responsable de despertar esta emoción, sin embargo, desde el punto de vista psicológico, se trata de deseos reprimidos por la persona que manifiesta las escenas de celos, pues lo que esta le critica a su compañero es aquello que tiene anhelos de realizar y no lo hace por la responsabilidad o el compromiso que siente de mantenerse en la relación; por ello se conocen como celos proyectados. En el caso de las parejas sentimentales, este nivel de celos es muy común en la persona que se encuentra tentada a ser infiel.
También conocidos como enfermizos. En ellos las escenas de celos son recurrentes, debido a que la persona que manifiesta esta condición se aprovecha de circunstancias reales o imaginarias para retar a su compañero. Quienes sufren de este nivel de celos siempre fracasan en sus relaciones, ya sean de índole familiar, de amistad o amorosa, porque nunca se encuentran conformes con las actitudes de los individuos que los rodean y es tal la desconfianza en sí mismos que siempre creen que el otro está en búsqueda de algo mejor o que tiene expectativas más elevadas de las que ellos pueden cubrir.
Los celos patológicos, enfermizos o delirantes, son el nivel de celos que conlleva mayores consecuencias dentro de las relaciones sociales, esto debido a que sobrepasan la intensidad normal de esta emoción y se ubican dentro de los trastornos psicológicos.
En todos los ámbitos se pueden observar problemas originados por los celos, los cuales van desde la baja autoestima y la hipervigilancia, hasta el deterioro de las relaciones a causa de fuertes discusiones y episodios depresivos; sin embargo, en el caso de los celos enfermizos las consecuencias son mucho más graves.
Cuando una persona sufre de celos delirantes las peleas y los disgustos se convierten en una constante en su vida, ya sean con sus familiares, amigos o pareja. Podría decirse que los individuos que se vinculan con personas que padecen de celos patológicos se encuentran en una relación tóxica, pues la inseguridad que esta siente, la desconfianza y los problemas que incite, con o sin motivo aparente, afectará a todos los involucrados.
En este tipo de relaciones la verdadera víctima es el individuo acosado, el cual siente que se encuentra sometido y teme al momento de tomar cualquier decisión, pues aunque su elección o actuación no tenga por qué afectar la relación, la persona celosa creará un escenario ficticio en el cual su compañero procedería con malas intenciones y en base a ello desatará una nueva escena de celos, la cual colmará a ambos de emociones negativas.
Las autolesiones y las amenazas de suicidio o muerte son comunes en las personas celosas, y en muchas situaciones son estas las que retardan la separación de las parejas o la ruptura de relaciones de otra naturaleza, pues los involucrados creen que si algo llegara a pasarles serán ellos los responsables y a pesar de las circunstancias aún quieren intentar superar la situación para poder continuar conviviendo con la persona amada.
Según los datos oficiales proporcionados por Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses sobre la violencia en Colombia, los celos provocaron una tasa de suicidios que alcanza un promedio durante esta la última década de entre 1800 y 2000 muertes anuales. Y se convierte en una de las causas de muerte más frecuente en toda Colombia.
Suicidios por celos y desconfianza en Colombia:
Este nivel de celos es peligroso, pues el individuo celoso puede llegar a perder el juicio en medio de una escena de celos y dejarse llevar por la rabia, lo que en casos extremos podría originar una tragedia. Existen innumerables casos en los cuales los celos han sido motivos de delitos y asesinatos, tanto por parte de la persona que los sufre como de su compañero, el cual puede reaccionar a modo de defensa propia y sin querer ocasionar una desgracia, por ello es sumamente importante aprender a controlarlos y finalmente a superarlos.
Según estadísticas oficiales hay un gran porcentaje de homicidios en Bogotá generados por los celos enfermizos. Muchas veces estos celos son los que provocan, entre otros, los homicidios pasionales. Los homicidios por celos en Bogotá en 2015 representan un 3% de todos los homicidios.
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Los celos pueden ser superados, pero para ello es necesario tener plena disposición y consultar a un psicólogo, el cual diagnostique el nivel de celos que el individuo padece, determine el tratamiento que este debe seguir y calcule el número aproximado de sesiones a las que debe asistir.
La psicoterapia es el procedimiento más utilizado para controlar y superar los celos, pues los fármacos son recetados únicamente cuando el nivel patológico es extremo y el paciente requiere de ansiolíticos o antidepresivos, pero en este punto es común que se prescriba otro trastorno psicológico que justifique las recurrentes escenas de celos, por lo que en consecuencia el paciente requiera de tratamientos que se ajusten a su nuevo diagnóstico. Entre las terapias que se emplean para superar los celos, se encuentran:
Terapia Racional Emotiva (TRE)
Deriva de la terapia cognitiva, pero se encuentra orientada al aspecto emocional y al significado que posee cada concepto para el individuo. Este método señala que todas las personan le asignan alguna connotación a los diversos términos y que este a su vez posee un valor emocional, el cual hace que el individuo celoso se sienta afectado por determinada circunstancia, por lo que si se cambia dicha connotación el sujeto no tiene por qué relacionar el evento con pensamientos negativos que a su vez deriven en emociones igualmente negativas, las cuales desencadenen una escena de celos.
La TRE se basa en la teoría de que todo lo que la persona celosa cree y siente es consecuencia de lo que ha aprendido, por ello si se cambian los conceptos que las afectan, debido a que son percibidos de manera errónea, el individuo no padecerá por celos a causa de circunstancias irreales, sino que por el contrario se ajustará a la realidad. Asimismo, otro aspecto importante de esta técnica, es que busca rescatar la valoración que las personas tienen de sí mismas, con el objetivo de que sus inseguridades no sean las responsables de los celos.
Si por ejemplo, una paciente siente celos porque su pareja tiene una nueva secretaria, el psicólogo empleará la TRE para descubrir primeramente por qué ella relaciona la infidelidad con el trabajo de secretaria. Una vez descubierto el origen de la correlación existente entre esos tres conceptos (mujer, secretaria, infidelidad), el terapeuta procede a romper el vínculo demostrando que no existen razones lógicas para pensar que esta persona podría representar alguna amenaza y luego ayuda a que la paciente celosa modifique la concepción errada, cambiándola por el significado real de cada concepto.
Terapia cognitivo conductual
Este tipo de terapia emplea diversas técnicas que tienen como objetivo moldear el pensamiento celoso del paciente para así poder cambiar su conducta. Entre los métodos que son aplicados como tratamiento de los celos, se pueden encontrar: exposición y prevención de respuestas, el cual consiste en presentarle al paciente escenarios que le generen celos, y tras sesiones ir intentando que su respuesta sea menos impulsiva y más realista, con la finalidad de cambiar sus reacciones ante estos estímulos.
La reestructuración cognitiva, tiene como objetivo que el paciente se percate de lo absurdo que pueden ser sus celos, debido a las ideas descabelladas e infundadas que tiene. Cuando esto sucede, el individuo toma consciencia de su estado y es mucho más fácil que lo supere. Esto puede hacerse mediante otro método denominado registro de pensamientos, el cual consiste en que el psicólogo elabore una serie de preguntas rápidas acordes a un escenario hipotético, y una vez que estas sean respondidas por el paciente, el profesional le muestre en una tabla la respuesta que dio junto a la respuesta lógica y racional que cualquier otro individuo daría en esa situación, lo que ocasiona que la persona celosa trate de justificar su contestación y se percate de que le faltan argumentos.
Terapia de pareja
A pesar de que las dos terapias anteriores son las más recomendadas, algunos psicólogos y psicoterapeutas señalan que la terapia de pareja puede servir de complemento, pues a pesar de que la persona celosa en la relación suele ser sólo una, las dos se encuentran afectadas a consecuencia de los celos y es necesario que sanen juntas, pues de otra manera es posible que la relación se deteriore tanto que los involucrados no tengan esperanza en que la situación mejorará, aunque ya se haya dado el paso de acudir a un experto.
Esta terapia se recomienda en casos de celos en las relaciones amorosas, pues es aquí donde la pareja puede demostrar que está dispuesta a ayudar a su pareja sentimental, pues todo lo que a este le suceda genera repercusión en su convivencia. Complementar las otras terapias con esta ha permitido que muchas parejas superen sus experiencias negativas y dejen los celos de lado, con lo que ayudará a fortalecer los vínculos de confianza, respeto y amor, los cuales son necesarios para poder vivir plenamente su vida juntos.
Superar los celos es sumamente importante para poder mantener relaciones sociales sanas y armoniosas con todas las personas, cualquiera sea la naturaleza de esa relación. Ningún individuo quiere tener a su lado a alguien conflictivo, que siempre tenga un problema y contagie a los demás de su desconfianza e inconformidades, por eso hay que intentar alejarse lo más posible de ser ese sujeto que los demás no desean cerca.
Cuando la persona celosa logra vencer su situación inmediatamente se van sus preocupaciones, se eleva su autoestima, disminuyen sus inseguridades y disfruta más la vida, pues ya no se encuentra todo el día vigilando a los demás, lo que en consecuencia ocasiona que desaparezca su ansiedad y junto a ella los síntomas físicos que esta conlleva.
Si se trata de relaciones de pareja, haber superado los celos permitirá que los vínculos amorosos se fortalezcan, ayudará a que ambos sientan más libertad y que disminuyan las discusiones, lo cual evita que se deteriore la relación. En muchas circunstancias el hecho de sentir que la persona con la que se quiere pasar el resto de la vida confía en sí misma y en el amor dual que se tienen, origina que su compañero también esté cada vez más seguro de sus sentimientos, lo cual es sumamente importante para mantener encendida la llama de la pasión.
Sin duda los celos son un obstáculo que impide el bienestar, tanto para la persona celosa como para el resto de los involucrados en las escenas de celos, por ello cuando se derriba esta limitante se descubre un mundo nuevo de oportunidades para ser feliz, sentirse cómodo y tranquilo. Se recupera el tiempo que se empleaba en imaginar lo que pensaba o hacía el otro, y se puede empezar a vivir sin preocupaciones, con la mentalidad de que en la vida está quien quiere estar y a pesar de que exista temor de perder a ese ser especial, hay que dejarle la libertad de tomar sus decisiones y disfrutar de su espacio personal.