La lengua y el habla son los dos principales elementos que componen el lenguaje, ese sistema de comunicación que le permite a los seres humanos comunicarse entre sí. La lengua son las ideas, sonidos o gestos que están presentes de manera innata y sin excepción en cada sociedad humana, compuestas por un sistema gramatical propio, mientras que el habla no es más que el medio oral de comunicación.
Lo normal es que todas las personas sean capaces de poder comunicarse a través del lenguaje, ¿pero qué pasa cuando esto no es posible? Entonces nos encontramos en un caso de afasia, que ocurre cuando sus componentes dejan de funcionar a causa de un daño cerebral, aunque no se vean afectadas las capacidades intelectuales del individuo.
No hay dos personas con afasias iguales, por lo que es importante conocer muy bien cómo se desarrolla este trastorno, cómo identificarlo y, finalmente, cómo lidiar con él. La recuperación es posible, pero se necesita mucha práctica y perseverancia para alcanzarla.
La afasia es el trastorno del lenguaje que consiste en la pérdida total o parcial de la capacidad para hablar. El término, acuñado en el año 1.864 por el médico francés Armand Trousseau, y que significa literalmente “imposibilidad de hablar”, puede responder a varios tipos de dificultades para producir, utilizar o comprender el lenguaje, a causa de alguna lesión ocurrida en la parte del cerebro encargada de esas funciones.
Las incapacidades generadas por la afasia, además de la dificultad del habla, pueden comprender también la expresión, la comprensión, la lectura, la escritura y hasta las operaciones numéricas. Muchos de los pacientes con afasia son capaces de entender bien la lengua pero tienen dificultades para encontrar las palabras adecuadas al momento de expresarse; otros en cambio pueden hablar, mucho inclusive, pero poco o nada de lo que dicen tiene sentido. De este modo, la mayoría de los que sufren de afasia se encuentran ubicados entre estos dos niveles extremos, a excepción únicamente de aquellos que han perdido completamente la capacidad para comunicarse por medio de palabras. Por este motivo es necesario determinar cuáles son las alteraciones específicas del lenguaje que presenta cada paciente.
La afasia puede ser considerada de dos maneras: leve o grave. Un paciente con afasia leve tiene la capacidad, en la mayoría de los casos, de poder mantener una conversación de manera normal; sin embargo, es posible que en conversaciones largas pierda por momentos el sentido y tenga problemas para entender el lenguaje, así como dificultades para encontrar las palabras exactas con las que quiera expresar una idea.
En los casos de afasia grave, el paciente puede ser capaz de expresar y entender palabras comunes, como saludos y despedidas, pero probablemente tenga una extrema dificultad en entender lo que escucha y no será capaz de decir muchas cosas más. Todos los casos de afasia conllevan a enormes complicaciones para los interlocutores, quienes deben arreglárselas para entenderse con un afásico que no logra expresarse correctamente, o no comprende lo que le dicen, o ambas situaciones al mismo tiempo.
Toda afasia se debe principalmente a un daño cerebral que se manifiesta en el hemisferio izquierdo del cerebro, lado especializado en la comprensión del lenguaje verbal. Ahora bien, son varios los motivos por los que puede existir un daño cerebral, pero el principal es haber sufrido un ictus, mejor conocido como derrame cerebral, apoplejía o accidente cerebrovascular, producido por una isquemia trombótica (disminución de la irrigación sanguínea al cerebro por la formación de un coágulo de sangre en una arteria muy estrecha) o embólica (traslado de un coágulo de sangre al cerebro desde cualquier otra parte del cuerpo), que constituye a 9 de cada 10 casos de afasia en el mundo. En cualquiera de estos casos, las neuronas mueren por dejar de recibir oxígeno a través del flujo sanguíneo.
Por otra parte, el traumatismo craneoencefálico es la principal causa de afasia infantil en 8 de cada 10 casos, cuando un niño sufre un golpe en la cabeza que provoque algún daño directamente sobre el tejido cerebral; de igual manera, la misma razón también puede desarrollar la afasia en los adultos, pero en cambio el porcentaje disminuye a sólo el 10 % de los casos, es decir, 1 de cada 10. Estos traumatismos ocurren mayormente en accidentes de tránsito o realizando actividades tan comunes como jugando o practicando algún deporte.
Otras causas menos comunes pueden ser la formación de un tumor cerebral o en cualquier otra parte del Sistema Nervioso Central, así como infecciones o procesos inflamatorios del cerebro, como por ejemplo una encefalitis (inflamación del encéfalo). En una menor medida, las enfermedades degenerativas como la enfermedad de Parkinson también pueden ser causantes del desarrollo de la afasia.
Si bien se ha explicado que el daño cerebral que produce la afasia ocurre en el hemisferio izquierdo, en el caso de las personas zurdas, este daño ocurre en el hemisferio derecho, debido a que es en este lado donde estas personas desarrollan el control del lenguaje. También existen casos aislados de afasia cruzada, producida por el daño de ciertas regiones específicas en ambos hemisferios del cerebro.
Los trastornos del lenguaje pueden llegar a tener cierta dificultad al momento de ser identificados a primera vista, debido a la similitud de sus síntomas. Esto suele suceder de manera recurrente cuando se intenta diferencias a la afasia de la disfasia y la afrasia.
Ya es sabido que la afasia significa la incapacidad parcial o total de comunicarse por medio del lenguaje, motivado principalmente a un daño cerebral que se desarrolla de manera repentina. Se diferencia de la disfasia a que este es un tipo de afasia leve caracterizado específicamente por el déficit del lenguaje oral, es decir, del habla, producido por un daño cerebral o por un retraso en el desarrollo del lenguaje durante la niñez, momento en el que no se puede hablar de afasia debido a que el niño no ha sido capaz aún de poder comunicarse con palabras.
La disfasia involucra la existencia de problemas de fluidez en las palabras, pero no por ello debe suponer una incapacidad total para comunicarse a través de otras formas de expresión, como gestos, sonidos o la palabra escrita.
Por su parte, la afrasia es la dificultad o incapacidad de articulación de las palabras, a causa de lesiones orgánicas en los órganos y/o músculos que intervienen en el habla, como la lengua o la laringe; en algunos casos, esta patología puede deberse también a algún trastorno psicológico que impulsa al paciente a no querer hablar de manera correcta.
Para el diagnóstico de la afasia se hace necesaria la intervención de un fonoaudiólogo o terapeuta del habla y el lenguaje, quien es el encargado de asistir a la familia del paciente en la evaluación y determinación de la gravedad que este presenta. Para lograrlo, debe recurrir a la apreciación exhausta en determinados procesos de la comunicación, como lo son los siguientes:
Capacidad del habla
Además de la facilidad con la que el paciente es capaz de expresarse oralmente, también debe evaluarse el timbre de la voz, el volumen, la fuerza que emplea en los músculos como la lengua y los labios, y la claridad con la que pronuncia las palabras al hablar.
Facilidad de comprensión
Se evalúa la comprensión del vocabulario y la gramática al comunicarse, y con ello la capacidad que el paciente tiene de responder a preguntas de respuestas simples o complejas, así como de seguir instrucciones.
Un ejercicio utilizado con frecuencia consiste en contar un cuento al paciente y evaluar el nivel de comprensión que tuvo hacia la historia escuchada, realizando preguntas sobre lo narrado o pidiéndole que repita algunos de los hechos desarrollados en el cuento.
Capacidad de expresión
Se evalúa la capacidad que tiene el paciente para describir qué pasos son necesarios para realizar una tarea determinada, o narrar un suceso de forma ordenada. También se puede intentar describir lo que observa en una imagen y determinar si es capaz de encontrar las palabras correctas para transmitir una idea utilizando oraciones completas.
Procesos de comunicación
Es la capacidad que tiene el paciente de iniciar y mantener una conversación coherente con su interlocutor, respetando los turnos de cada quien para hablar e interpretando de manera correcta cada comentario escuchado. Esto incluye la capacidad que tiene de poder reformular una idea expresada que no haya sido entendida por la persona con quien conversa.
Lectura, escritura y otros procesos
Se evalúa la facilidad con que el paciente es capaz de leer o escribir palabras o frases completas.
En muchos casos de daño cerebral, además de la afasia los pacientes pueden tener dificultades para masticar y tragar alimentos, así como dificultades motrices, como disminución de la fuerza muscular en brazos y piernas, o parálisis corporal en el lado derecho del cuerpo. Estas señales pueden ayudar también a diagnosticar algún tipo de hemiplejia.
Los síntomas de la afasia dependen de dos factores principales: el primero es el área del cerebro afectada, y el segundo es la magnitud de los daños colaterales derivados de las lesiones, que pueda afectar el tejido del cerebro que se encuentre sano.
Clasificación dicotómica
Se trata de un primer diagnóstico que se realiza según las lesiones padecidas por el paciente, antes de determinar con exactitud los daños adicionales que este pueda presentar. La clasificación dicotómica comprende dos tipos: la afasia receptiva y la afasia expresiva.
También conocida como afasia fluente, se caracteriza por una expresión muy vaga por parte de los pacientes en la que la articulación de las palabras se produce sin muchos problemas, pero en la que el contenido del mensaje tiene poco sentido, llegando al punto de emitir un conjunto de palabras sin relación alguna entre ellas.
En cuanto a su aptitud de oyente, los afásicos fluentes tienen dificultades para entender los mensajes orales que les son efectuados, por lo que necesitan más tiempo para ello; adicionalmente no entienden la ironía ni el sarcasmo, así que todo tienden a tomárselo literal.
También llamada afasia no fluente, bajo esta condición el paciente realiza, de manera espontánea, grandes esfuerzos en la articulación de las palabras; aunque el contenido de los mensajes logra tener más sentido que en el caso de la afasia fluente, esta deformación de la articulación produce una mayor dificultad para la expresión, por lo que el afásico habla utilizando frases cortas y fragmentadas, y posiblemente también omitiendo los artículos y preposiciones como “el”, “la” y “de”, entre otros. Es posible, adicionalmente, que las palabras se encuentren desordenadas.
Estas condiciones de afasia receptiva y expresiva desarrollan en los pacientes y sus interlocutores grandes sentimientos de frustración que conllevan a la pérdida total del proceso de comunicación entre ellos.
Comprende un conjunto de afasias que se producen por lesiones en las áreas corticales del lenguaje, mejor conocida como zona perisilviana del cerebro. Existen cinco tipos: afasia de Broca, afasia de Wernicke, amnésica, de conducción y global.
Afasia de Broca
Está producida por una lesión en el área de Broca, ubicada en la circunvolución frontal inferior izquierda del cerebro y sus áreas adyacentes. Se caracteriza por la pronunciación de palabras entrecortadas y desordenadas y una gran dificultar para articular (de allí que también reciba el nombre de afasia motora), aunque no afecta en gran medida la comprensión del lenguaje.
La afasia de Broca comprende dos fases. En la primera, la fase aguda, el paciente sufre de una imposibilidad casi total para comunicarse porque se encuentra prácticamente mudo, lo que le genera además un fuerte choque emocional que, dicho sea de paso, no es capaz de transmitir. Internamente el paciente está consciente de su condición, por lo que siente una fuerte frustración al no poder siquiera manifestar cómo se siente.
La siguiente fase se conoce como subaguda. Con el tiempo el paciente mejora y recupera la capacidad de hablar en voz alta pero con gran dificultad para expresar las palabras con rapidez y de manera organizada. Por lo general las frases que expresa son incompletas y tiende a decir únicamente palabras claves en torno a una idea más grande; por ejemplo, es posible que el paciente solo logre decir “llueve”, cuando quiere expresar ideas como “va a llover”, “quiero que llueva” o “¿está lloviendo?”.
Afasia de Wernicke
Ocurre por una lesión en el área de Wernicke, localizada en la circunvolución tempo-parietal del hemisferio izquierdo del cerebro. En este tipo de afasia la expresión de palabras suele producirse con cierta fluidez e inclusive hasta de manera casi normal debido a que no existe ninguna limitación motora, aunque con cierto desorden ocasional de las palabras, pero la comprensión del lenguaje se ve muy afectada, pudiendo llegar hasta el punto de incomprensión total, tanto de lo que dicen como de lo que escuchan (por este motivo también es conocida como afasia sensorial).
Bajo esta condición el paciente no está consciente de su problema, por lo que la comprensión del habla se dificulta al extremo y los errores para comunicarse son prácticamente inevitables; en estos casos, no existe ninguna relación entre lo que dice o escucha y las ideas que tiene en la mente.
Afasia global
La afasia global o total afecta por completo la comprensión y la expresión del habla, por lo que puede ser considerada una mezcla entre la afasia de Broca y la afasia de Wernicke. Esta condición ocurre por la suspensión total del riego sanguíneo al hemisferio izquierdo del cerebro y en primera instancia el paciente atraviesa una condición de mutismo total, aunque en la mayoría de los casos sí logra decir algunas pocas palabras, aunque sin sentido alguno.
A medida que pasa el tiempo, la recuperación de la comprensión suele ser mayor que la de la expresión, pero generalmente las dificultades permanecen de por vida.
Afasia de conducción
Esta afasia se produce por una lesión ocurrida en la parte del cerebro que conecta al área de Broca con el área de Wernicke, aunque en recientes estudio médicos se ha demostrado que también puede producirse por lesiones en otras áreas.
Se caracteriza principalmente por afectar la capacidad de repetir palabras y frases largas, por lo que la fluidez se ve seriamente comprometida, inclusive al leer o escribir, pero en general la comprensión del habla no se ve perturbada.
Afasia amnésica
La característica principal de esta afasia es la gran dificultad que tienen las personas de encontrar las palabras adecuadas para expresar la idea que tiene en mente. La comunicación en estos casos suele ser interrumpida, ya que no se trata de sustitución de palabras, sino de la incapacidad de recordar exactamente la palabra deseada, por lo que el paciente recurre a los circunloquios (continuos rodeos en torno a la idea sin poder utilizar la palabra que busca). Es una de las afasias más leves y más frecuentes.
Todas las afasias que no afectan la fluidez, como la afasia de Wernicke, presentan condiciones amnésicas entre sus síntomas, por lo que sólo se puede hablar de afasia amnésica cuando esta condición aparece sin otros síntomas que la acompañen.
Este grupo de afasias, cuatro en total (afasia motora transcortical, afasia senrorial transcortical, afasia transcortical mixta y afasia anómica) se producen por una lesión en las partes limítrofes de las áreas transcorticales del lenguaje en el cerebro; todas ellas, tienen una característica en común: la capacidad de repetición de palabras no se ve limitada.
Afasia motora transcortical
Se produce a causa de una lesión en la parte superior al área de Broca y produce una seria dificultad en el paciente para hablar de manera espontánea, iniciar conversaciones y responder a preguntas concretas, que en ocasiones está acompañada por a una dificultad en la articulación del lenguaje. En este tipo de afasia no se ve afectada la comprensión.
Afasia sensorial transcortical
Este tipo de afasia se asemeja en gran medida a la de Wernicke en cuanto a que la capacidad de comprensión es la más afectada, aunque de manera más leve, junto a la disminución del lenguaje espontáneo y trastornos en la lectura y escritura, pero sin deterioro de la repetición de palabras.
Afasia transcortical mixta
A esta afasia se le conoce también con el nombre de “aislamiento del área del lenguaje” y, al igual que la afasia de conducción, afecta en conjunto al área de Broca y de Wernicke, en la que se ve afectada la conexión con el resto del cerebro pero manteniendo la comunicación entre ellos.
Sus síntomas son similares a los de la afasia global: disminución del habla espontánea, comprensión deteriorada, poca fluidez del lenguaje e imposibilidad para la lectura y la escritura, con la diferencia de que el paciente logra conservar la capacidad de la repetición, por lo que es muy probable que, al momento de tener que responder a una pregunta, este utilice prácticamente las mismas palabras utilizadas por el interlocutor.
Afasia anómica
Es la más leve de todas las afasias y también la más frecuente. Similar a la afasia amnésica, se diferencia de esta por la dificultad para hallar específicamente los nombres de las cosas; en su lugar, los pacientes anómicos suelen utilizar palabras referenciales como “esto” o “aquello” cuando se refieren a algún objeto cuyo nombre simplemente no logran recordar. Esta afasia no afecta en gran medida la comprensión, la fluidez ni la repetición.
La afasia suele manifestarse acompañada de otros trastornos orgánicos, debido a que el daño cerebral que la ocasiona también suele afectar otras funciones del organismo. Algunas de las funciones que suelen verse afectadas son:
Hemiplejia: Disminución de las capacidades musculares del lado derecho de cuerpo.
Apraxia: Incapacidad para realizar ciertas acciones de manera consciente, pero que podrá realizar como consecuencia de un acto reflejo ante algún estímulo. Un ejemplo sería no dar un salto de un lugar a otro si se le pide hacerlo debido a que no entiende la instrucción, pero sí lo dará en caso de que ocurra algún estímulo que lo obligue a hacerlo.
Disfagia: Dificultad para masticar y tragar, debido a la paralización de los músculos responsables de coordinar esta acción.
Hemianopsia: Pérdida del campo visual en el lado del cuerpo afectado.
Otros problemas: Entre los que suelen encontrarse problemas para recordar informaciones, dificultad para controlar las reacciones emocionales y la aparición de ataques epilépticos.
En primera instancia, la afasia suele curarse, en términos médicos, al aplicar el tratamiento a la enfermedad que la origina. En muchos casos de accidente cerebrovascular la recuperación es completa sin necesidad de un tratamiento destinado al trastorno del habla, al corregirse el daño cerebral que ocasiona la interrupción del flujo sanguíneo.
Ahora bien, en muchos otros casos, si bien a recuperación es positiva, esta ocurre de manera parcial, quedando secuelas que dificultan la capacidad de los pacientes para comunicarse. En consecuencia, se recomienda recurrir a terapias del habla y del lenguaje, conducidos por un fonoaudiólogo o logopeda (especialista en las alteraciones del habla y del lenguaje), con las que prácticamente se garantiza una recuperación óptima en un lapso promedio de dos años.
Este tipo de terapia tiene como principal objetivo recuperar la capacidad del individuo para poder comunicarse y restaurar así la comprensión del lenguaje, aprender nuevas técnicas de comunicación y a manejar las deficiencias.
Esta terapia puede aplicarse en varias fases. La primera está destinada a reactivar la capacidad oral del paciente por medio de repeticiones de palabras, que puede ser secuencias como los días de la semana o los meses del año.
Durante la segunda etapa del tratamiento, el paciente realiza ejercicios específicos según el tipo de afasia que presenta, razón por la que un buen diagnóstico cobra vital importancia. La tercera y última etapa está destinada a que el paciente logre reincorporar sus capacidades comunicativas a su día a día; en este punto se recomienda recurrir a la terapia grupal, o a la participación de la familia, con ayuda de un psicoterapeuta, aspecto imprescindible en la recuperación gracias al apoyo de los seres queridos del paciente.
Cuando una persona sufre de afasia, cambia por completo la manera en que entiende las cosas o se expresa hacia los demás. A pesar de que la comunicación puede ser posible, también existe el riesgo de que ocurran muchos malentendidos en las interacciones debido a que todo puede ser interpretado de una manera errada. Es por esto que existe una serie de pasos a seguir que ayudan a procurar una comunicación más estable y con menos errores de entendimiento:
· Tomarse todo el tiempo que sea necesario para sostener una conversación calmada.
· Realizar contacto visual para que el afásico logre concentrarse en su interlocutor.
· Simplificar el lenguaje utilizando frases cortas durante las conversaciones, hablando despacio y realizando un énfasis sobre las palabras más importantes de las frases.
· Repetir las palabras que sean necesarias para dejar bien claro el mensaje que se quiere transmitir.
· Disminuir al máximo todas las distracciones que puedan suceder alrededor de los interlocutores, como la radio o el televisor encendido.
· Practicar la estimulación continua a través de cualquier medio, ya sean palabras, gestos o dibujos.
· Dejar que la persona con afasia se tome todo el tiempo que necesite para hablar.
· Mantenerse atentos a todos aquellos elementos de comunicación no verbal a los que la persona con afasia pueda recurrir en cualquier momento.
· Se puede recurrir a palabras escritas como recordatorio de patrones, para que la persona con afasia puedan usarlo como medio para comunicarse.
· Mantener en todo momento la paciencia. Es necesario que el afásico se tome el tiempo necesario para descansar e intentar comunicarse de nuevo cuando se sienta preparado.
Psicólogos de Bogotá expertos en Afasia