El fenómeno de las redes sociales ha modificado considerablemente la forma de interrelación de los seres humanos. Dichas tecnologías han transformando progresivamente las relaciones amicales, familiares e incluso las gestiones laborales. Gracias a las redes sociales, millones de personas pueden interactuar y traspasar fronteras geográficas. Sin embargo, el uso excesivo de estas aplicaciones sociales ha provocado la aparición de alarmantes comportamientos adictivos que han afectado especialmente a niños, adolescentes y jóvenes. La adicción a las redes sociales se manifiesta cuando el internauta las usa de forma compulsiva, desarrollando una conducta patológica que perjudica sus relaciones y su calidad de vida. Hasta el momento, se ha descubierto que la adicción a las redes sociales repercute tanto en la salud física, como mental del afectado. Entre los daños y riesgos más frecuentes de esta enfermedad se encuentran: aislamiento social, alejamiento de amigos, desintegración familiar, pérdida de empleo, malestares físicos, alteración y desmejoramiento de la vida cotidiana. Si bien es cierto que las Redes sociales ofrecen infinitas posibilidades, también es cierto que durante los últimos años se ha constatado que la falta de control sobre las mismas genera graves problemas de salud.
La adicción a las redes sociales es un trastorno relativamente reciente y poco explorado. Se presenta cuando el usuario pierde el control sobre su permanencia en las redes sociales, y trasgrede sus propias necesidades. Al inicio, la experiencia de navegación suele ser gratificante y novedosa, pero el problema se genera cuando el individuo se obsesiona progresivamente con este tipo de aplicaciones sociales y se hace dependiente. Este tipo de comportamiento adictivo produce consecuencias que inciden de forma negativa tanto en el propio sujeto, como en su ambiente. Las personas adictas a las redes sociales no sufren solas, generalmente amigos y familiares también se ven afectados por su enfermedad.
Diferentes especialistas afirman que los adictos pierden el sentido de las prioridades. El ansia por permanecer en plataformas como Instagram, Facebook, Hi5 es tal, que el sujeto modifica su vida cotidiana a fin de dedicar la máxima cantidad de tiempo a navegar. De este modo, las redes sociales se convierten en el eje de la existencia del afectado, por lo que su comportamiento, decisiones e intereses giran alrededor de todo lo que se habla en las redes sociales. Lamentablemente, el adicto se ve dominado por una descontrolada interacción hombre- máquina.
La adicción a las redes sociales se desarrolla de forma paulatina. Durante la etapa inicial de esta enfermedad, el internauta navega ocasionalmente, manteniendo sus rutinas y quehaceres. La sintomatología suele ser leve. Sin embargo, empieza a formarse el pensamiento adictivo. En la fase media, la persona pierde el control sobre los períodos de navegación, y experimenta fuerte ansiedad con relación al uso de las redes sociales. Su rendimiento y productividad desmejoran, así como sus relaciones sociales empiezan a deteriorarse. Finalmente, en la fase de agravamiento, el individuo es incapaz de detener el uso compulsivo de las redes sociales, las consecuencias negativas de la adicción son evidentes: cambios en los estados de ánimo (irritabilidad, ofuscación), deficiencia del rendimiento académico, ausentismo laboral, disminución de la productividad, abandono afectivo, retraimiento, aumento de trastornos emocionales (ansiedad, depresión), inquietud psicomotora.
Entre los grupos más proclives a sufrir problemas de adicción a las redes sociales se encuentran los adolescentes y los jóvenes, esto se debe a que dichas generaciones están ampliamente familiarizadas con estas aplicaciones sociales interactivas. Según los estudios, los adolescentes son los usuarios que suelen navegar con mayor frecuencia.
Durante los últimos años las Redes Sociales han abierto nuevas fronteras para el encuentro y la interacción virtual. Plataformas como: Facebook, Twitter, Instagram, YouTube, LinkedIn, hi5, Flickr, Orkut, Badoo han cambiado la forma en que las personas se vinculan y cómo distribuyen su tiempo libre; las redes sociales no son meras vitrinas de contenidos, por el contrario, son entornos en donde el cibernauta tiene un rol activo y protagónico en el envío de datos, la publicación de contenidos, y la creación de tendencias (El internauta es: autor/ productor/ usuario/ consumidor).
¿Qué se entiende por redes sociales? Son comunidades virtuales integradas por un conjunto finito de actores, (individuos, entidades o instituciones), que comparten vínculos interpersonales tales como: relaciones sociales, laborales, ideológicas, o simplemente intereses similares. Normalmente, las personas que se unen a una red social desean generar o estrechar lazos con individuos con los que comparten propósitos específicos, metas, o tendencias afines.
Innegablemente, uno de los grandes atractivos de las redes sociales es el aumento exponencial de conocidos en línea. En otras palabras, un usuario no sólo estará interrelacionado con los sujetos que agrega, sino que también podrá retroalimentarse de las conexiones que dichos sujetos poseen.
Cualquier persona que sufra una adicción, se encuentra imposibilitada de controlar sus impulsos. En el caso de los adictos a las redes sociales hay que considerar ciertos atributos de estas plataformas que suelen cautivar a los usuarios, tales como: el contenido fresco, variado y estimulante, la gratuidad del servicio, la inmediatez, la sencillez de las interfaces, la anulación de barreras de tiempo y espacio, la plena autonomía, la desinhibición del internauta, el sentido de pertenencia y el reconocimiento social. De forma general se puede indicar que la adicción a las redes sociales se caracteriza por episodios de descontrol, compulsión, y distorsiones cognitivas. A continuación diferentes signos que se presentan de forma progresiva y creciente en el afectado:
De acuerdo a diferentes investigaciones existen algunos rasgos de personalidad o condiciones emocionales que acrecientan la vulnerabilidad de los sujetos que usan de forma excesiva a las redes sociales. Entre los factores más frecuentes se encuentran:
La autoestima es una valiosa parte de la identidad personal, por medio de la cual el individuo desarrolla una valoración de sí mismo. De este modo, cada sujeto produce una visión positiva o negativa acerca de quién es. El problema de la autoestima se presenta cuando el individuo se percibe a sí mismo como: incompetente, inseguro, limitado, retraído, tímido. Muchos psicólogos han señalado que una valoración personal negativa incide profundamente en el desarrollo de la adicción a las redes sociales.
Un individuo que se siente inferior o amenazado por el entorno físico puede servirse fácilmente de: Facebook, hi5, YouTube, Badoo para intentar escapar o evadir su realidad. En este sentido, las redes sociales funcionan como un espacio neutro en el que el usuario puede desinhibirse e interactuar cómodamente con otros, (sean conocidos o no).
Según los hallazgos, la mayoría de adictos a las redes sociales tienen dificultades para enfrentar los retos del día a día (responsabilidades, frustraciones, rivalidades, infortunios). Sin un autoconcepto positivo, los sujetos prefieren refugiarse en las redes sociales para interactuar y entretenerse. Además, es evidente que el contacto en línea es menos demandante que el contacto presencial.
Las habilidades de socialización e integración resultan de gran relevancia para la vida. Dichos hábitos y técnicas permiten a los sujetos relacionarse de forma efectiva con sus semejantes y con el entorno. Estas habilidades (comunicación verbal/ comunicación no verbal, resolución de conflictos, empatía, asertividad) acrecientan las posibilidades de conservar relaciones interpersonales satisfactorias y saludables, además que facilitan la obtención de objetivos particulares. Hasta el momento, se ha comprobado que los sujetos con problemas de comunicación, ansiedad, y depresión son más sensibles y vulnerables de desarrollar adicciones psicológicas.
En el caso de los comportamientos adictivos en las redes sociales se ha descubierto que las personas con un bajo rendimiento social (presencial) tienden a utilizar estas plataformas de forma excesiva, en un intento de sopesar sus limitaciones en la vida cotidiana. Entonces, usan los entornos sociales interactivos como un nuevo núcleo para generar y mantener comunicaciones sin las tensiones del factor “presencial”. De igual modo, aprovechan la oportunidad de elegir a los contactos según su conveniencia, atendiendo a los perfiles de usuarios con gustos comunes.
En el tema de las adicciones a las redes sociales, existe una relevante vulnerabilidad asociada a la búsqueda de novedades o de sensaciones. En este sentido, muchos sujetos que navegan en estos entornos sociales interactivos buscan tener experiencias nuevas, gratificantes, e inmediatas. Indistintamente que interactúen en las redes sociales por soledad, curiosidad, o aburrimiento, las personas desean alcanzar sensaciones vívidas que les resulten amenas.
Hasta el momento, se ha descubierto que los usuarios experimentan un alto nivel de estimulación, cuando sus redes sociales alcanzan un grado de interacción considerablemente elevado, es decir, que sus actividades en línea son bien recibidas por sus seguidores, quienes a su vez generan un feedback constante. Los sujetos sienten agrado y emoción al postear contenidos, subir fotografías, comentar las publicaciones de sus contactos, circular informaciones, expresar sus opiniones, compartir enlaces, y además, gracias a la arquitectura de las redes sociales los individuos también pueden experimentar:
Debido a que el usuario no está cara a cara con el receptor puede expresarse con mayor libertad que en la vida real. De hecho, factores como “el anonimato en línea” (no nos conocemos directamente) y la “invisibilidad virtual” (no nos vemos en tiempo real) contribuyen a que el internauta pierda el temor de comunicarse. Los estudios revelan que al navegar por las redes sociales las personas están más dispuestas a: interactuar abiertamente, confesar experiencias, criticar a terceros, e incluso, comunicarse de manera agresiva y soez.
Aquellos sujetos que sufren de ansiedad, o nerviosismo, pueden encontrar en las redes sociales un medio alternativo para conocer personas y crear vínculos emocionales.
Todos los internautas tienen la opción de comentar y ser comentados. El individuo publica y también asigna valor a las publicaciones de otros. En las redes sociales el feedback es prácticamente inmediato.
La persona tiene la facultad de producir, compartir y rehacer contenidos de acuerdo a su interés. Se considera que el usuario es co-creador de lo que ocurre en las redes sociales.
Además de la posibilidad de conocer a nuevas personas, las redes sociales contribuyen a conservar un contacto significativo con compañeros, amigos o familiares. Según las investigaciones, los sujetos experimentan sensaciones agradables al interactuar con sus seres queridos por medio de estos entornos sociales interactivos.
El internauta siente cierta confianza al ser parte de un grupo determinando dentro de las redes sociales.
La mayoría de individuos que se suscriben a las redes sociales tienen la voluntad y la inquietud de compartir sus creencias, opiniones y vivencias. De allí, que los sujetos aprovechen estos medios para expresar sus emociones y liberar sus sentimientos.
Niños y adolescentes son especialmente vulnerables a la presión de los grupos. Si sus amigos son parte de las redes sociales, ellos indudablemente querrán integrarse, intentando afirmar su identidad. En este caso, es probable que el adolescente genere interacciones atrevidas o de desafío, buscando el reconocimiento de sus pares.
Existe una creciente necesidad de conocer lo que está ocurriendo tanto en los círculos sociales cercanos, como en el todo el mundo. Por medio de las redes sociales las personas pueden obtener información inmediata y actualizada.
Las redes sociales son una fuente de entretenimiento indiscutible. Los internautas juegan, comparten chistes, difunden canciones, tráiler, links, entre otros.
Las redes sociales han contribuido a disminuir las barreras geográficas y espaciales. Facilitando así los intercambios con culturas lejanas y remotas. Sin duda alguna, estas tecnologías han penetrado en todos los aspectos de la vida (culturales, económicos, educativos, industriales) contribuyendo en gran medida a la integración de todas las personas.
Las experiencias y atributos descritos anteriormente tienden a cautivar y a absorber al internauta. Aunque no se trate de sensaciones “complejas” o del todo “novedosas”, se puede afirmar que el sujeto se conecta a las redes sociales intentando experimentar emociones variadas y sensaciones agradables, alejadas de las relaciones sociales clásicas y de la dinámica presencial.
El estado depresivo que presenta el adicto a las redes sociales no se trata de un episodio pasajero de tristeza, por el contrario, es una condición severa y persistente que puede incapacitar al individuo. Lamentablemente, la persona que padece de comportamientos adictivos y que además se encuentra deprimida sufre de un desgano emocional tan profundo que se puede abandonar a sí misma, e incluso perder su voluntad.
Psicólogos y psicoterapeutas han advertido que el uso exagerado de las aplicaciones sociales puede tener graves consecuencias en la salud mental. Se ha demostrado que los sujetos que usan las redes sociales para sustituir la interacción presencial (cara a cara) pueden desarrollar trastornos depresivos (moderados o severos), caracterizados por el abatimiento emocional y la sensación de desesperanza.
Normalmente los grupos ejercen gran presión sobre las personas. La aceptación y el reconocimiento social se hacen cada vez más importantes, especialmente entre adolescentes y jóvenes. Es de resaltar que, los grupos de iguales comparten una subcultura particular, y, generalmente forman criterios o normas sociales que rigen la dinámica de su funcionamiento. En este sentido, cumplir las reglas o normas será un factor determinante en la aceptación o el rechazo del sujeto. Dependerá de la persona el ajustarse o no a la ideología de los otros.
Con relación a la adicción a las redes sociales, también existe una marcada influencia del entorno, es decir, si el grupo de semejantes de un individuo usa Twitter o Vimeo de forma excesiva es muy probable que se exija un comportamiento similar. De lo contrario, la persona puede ser excluida e ignorada.
Dentro de las terapias psicológicas que se emplean para atender los problemas asociados a la adicción a las redes sociales destaca el enfoque cognitivo-conductual. Actualmente, es considerado como uno de los tratamientos más eficaces para la superación de esta enfermedad.
Dicha orientación tiene el propósito de modificar paulatinamente los pensamientos irracionales relacionados al uso de las redes sociales. Entre algunos de los objetivos de esta terapia se encuentran: a) Educar al sujeto en cuanto a los beneficios y los riesgos de las redes sociales, b) Mejorar el autocontrol del paciente, c) Fortalecer las destrezas sociales y las habilidades de afrontamiento, d) Capacitar al afectado en cuanto a la organización, distribución, y la gestión provechosa de su tiempo, e) Motivar al individuo a desarrollar nuevos intereses o preferencias (actividades recreativas alternativas que no se vinculen al uso de las redes sociales), entre otros.
Con relación al diagnóstico, es importante explicar que esta enfermedad comparte la fenomenología de otros trastornos adictivos, tales como la adicción a internet y a los videojuegos. Al respecto, se han de considerar los siguientes criterios:
Entre los signos físicos que se deben considerar para el diagnóstico se encuentran: dolores de cabeza, contracturas musculares, fatiga, agotamiento visual/ tensión ocular, obesidad, sedentarismo, repercusiones en el sistema inmunológico, entre otros.
Etapas de la terapia cognitiva – conductual
Etapa 1. Evaluación y análisis del Problema: Para iniciar la terapia se realiza una valoración psicosocial del afectado. De este modo, se llevan a cabo una serie de entrevistas en profundidad y se aplican ciertos cuestionarios psicológicos que permiten estimar el nivel de adicción a las redes sociales, la condición general del paciente, y, se comentan ciertas ideas acerca de la casuística.
Entre los instrumentos de evaluación se encuentran: el Cuestionario de Ansiedad Estado-Rasgo (orientado a la medición de la ansiedad como estado emocional); el Inventario de Depresión de Beck (test destinado a identificar e indagar la gravedad de los estados depresivos; y, la Escala de Impulsividad (diseñada para estudiar los factores que inciden en los estados impulsivos, tales como: urgencia, premeditación, perseverancia, y búsqueda de sensaciones).
El psicólogo además deberá explicar al afectado la naturaleza de su condición, los factores de riesgo, y las consecuencias de su adicción a las redes sociales. Es verdaderamente importante que el paciente comprenda plenamente en qué consiste su enfermedad, y por qué razones debe cumplir apropiadamente su tratamiento. Posteriormente, se establecen un conjunto de objetivos terapéuticos a corto y mediano plazo.
En el caso de adicciones a redes sociales, es bastante probable que el psicólogo le pida al paciente llevar un autorregistro, (una especie de diario sistemático) en el que el enfermo describe detalladamente su comportamiento en las redes sociales. En el registro se reflejará: a) El entorno interactivo social que usó, b) Las actividades específicas que realizó, c) Las emociones que experimentó, d) El nivel de descontrol que tuvo, e) El lugar, la fecha, la hora y la cantidad de tiempo empleó. De este modo, el psicoterapeuta analizará la condición del adicto. Además, se busca que el afectado tome conciencia de la distribución de su tiempo y los excesos que comete.
Etapa 2. Reconocimiento y superación del deseo. Durante esta fase se realizan acciones concretas para enfrentar la adicción a las redes sociales. Una de las estrategias es modificar los ambientes amenazantes a fin de controlar los estímulos que pueden generar la navegación adictiva. Para esto se recomienda: a) Reorganizar las actividades diarias (gestionar el tiempo a fin de cumplir con las actividades estudiantiles, laborales, sociales, recreacionales), b) Delimitar claramente la permanencia en los entornos sociales interactivos (establecer horarios), c) Si el afectado se encuentra sólo, se sugiere evitar el uso de las redes sociales. Indudablemente, el apoyo de amigos y familiares resulta de gran utilidad para la superación de esta enfermedad.
De igual modo, en esta etapa el terapeuta entrena al paciente para que esté en la capacidad de enfrentar los malestares que se generan durante los períodos de abstinencia. En este sentido, es probable que el afectado experimente sintomatologías físicas y emocionales, tales como: variaciones repentinas de los estados de ánimo, depresión, irritabilidad, ansiedad, intranquilidad, o dificultad para conciliar el sueño. Es por ello que el psicólogo facilitará herramientas para la adaptación y el afrontamiento, tales como:
Respiración profunda: Se trata de una respiración abdominal controlada. Para ello, se hace uso del diafragma. Al respirar lenta y rítmicamente, se disminuye la ansiedad y se regulan los estados emocionales negativos que por lo general experimentan los adictos a las redes sociales cuando están en períodos de abstinencia. De igual modo, la respiración profunda produce sensaciones agradables ya que reduce los latidos del corazón y ayuda a relajar el cuerpo.
Técnicas de Distracción o de Reconducción: Cuando la persona se sienta potencialmente amenazada por el deseo de usar las redes sociales se recomienda desviar su interés a otra actividad. En otras palabras, este método consiste en desplazar la atención hacia un estímulo neutro o positivo, totalmente opuesto al factor adictivo. En este caso el afectado puede: visitar amigos, dar paseos, recitar poemas, entrenar, realizar quehaceres domésticos, leer, cantar, bailar, entretenerse con juegos de mesa, entre otros.
Para aplicar esta técnica, también se recomienda trabajar con estrategias de externalización, las cuales consisten en concentrar los pensamientos exclusivamente en sensaciones o estímulos externos. Por ejemplo, el sujeto deberá observar minuciosamente el ambiente en el que se encuentra, dirigiendo su atención únicamente a lo que ocurre en el exterior (la gente, los decorados, la zona).
De igual modo, el paciente puede realizar ejercicios “mentales” que le permitan distraerse, tales como: contar objetos, calcular operaciones matemáticas, concentrarse en algún recuerdo específico.
Técnica de la Imaginación: Con la orientación del terapeuta, el afectado debe producir una “representación” mental positiva de sí mismo, en la que se perciba completamente empoderado y libre de su adicción a las redes sociales. Usualmente, se utiliza la visualización creativa para generar esta autoimagen del paciente. El hecho de que el adicto se visualice a sí mismo en control de su enfermedad, resulta de gran importancia para su mejoría. La técnica de la imaginación ha demostrado ser eficaz en el tratamiento de las adicciones.
Autoinstrucciones: Están relacionadas al diálogo interno, dirigido y controlado. Son un conjunto de frases o verbalizaciones cortas que se deben emplear antes, durante y tras circunstancias potencialmente peligrosas para el adicto a las redes sociales. Se trata de crear una serie de autoinstrucciones racionales y positivas con el propósito de frenar y superar factores desencadenantes de las conductas adictivas. En otras palabras, estas verbalizaciones contribuyen a guiar el comportamiento de forma saludable.
Al finalizar esta fase, se incentiva al paciente a desarrollar nuevos comportamientos y hábitos. Para superar la adicción a las redes sociales, resulta indispensable que el afectado asuma plena conciencia de los riesgos y las consecuencias de su comportamiento, y a partir de allí busque el equilibrio de todas las áreas de su vida.
Etapa 3. Modificaciones Actitudinales: A estas alturas del tratamiento se busca consolidar un nuevo estilo de vida, partiendo de la reestructuración cognitiva del paciente. El psicólogo promoverá el uso adaptativo y mesurado de las aplicaciones sociales, al tiempo en que reforzará el uso de técnicas de afrontamiento y de autocontrol. Una vez que el afectado se encuentre capacitado, se procederá a la exposición gradual, es decir, el paciente podrá hacer uso de las redes sociales, bajo condiciones y limitaciones temporales con la finalidad de evaluar su comportamiento, el nivel de ansiedad y especialmente el manejo de su autorregulación.
Por medio de esta técnica se expone al paciente de forma sistemática, paulatina y deliberada a las redes sociales, hasta el punto en que la adicción se encuentra completamente regulada. De forma simultánea, el terapeuta sigue programando con el paciente actividades alternativas.
Etapa 4. Recaídas y seguimiento. En la etapa final del tratamiento se hace hincapié en la prevención de recaídas, y en el uso de tácticas de afrontamiento ante circunstancias de riesgo para el paciente. De igual modo, se establecen períodos de tiempo (meses) para dar seguimiento a la evolución de la persona tratada y comprobar la efectividad del tratamiento.
Psicólogos de Bogotá expertos en adicción a nuevas tecnologias